El fotógrafo estadounidense Brian Sokol se ha visto sorprendido por la "humanidad" de los refugiados y desplazados en los ocho países donde los ha fotografiado para su proyecto "La cosa más importante", una serie de "Retratos de una huida", muestra inaugurada hoy en CaixaForum en Madrid.
La exposición, patrocinada por la Obra Social de La Caixa en colaboración con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), pretende "dar a conocer esta realidad de quien ha tenido que abandonar sus hogares", explicó la responsable en España del área de Protección de la agencia de la ONU, Marta García.
El fotógrafo norteamericano muestra a los desplazados y refugiados con aquellos objetos que consideran más valiosos y responden a la pregunta ¿qué es lo más importante que te llevarías si de repente tuvieras que huir de tú hogar y de tú país".
Esa es la cuestión que la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) pretende que los visitantes de la exposición y los alumnos de los talleres paralelos organizados se respondan para comprender la realidad de estas personas.
El fotógrafo recordó que el número de desplazados era por primera vez el mismo que desde la primera Guerra Mundial, aunque reiteró que él se ve abrumado por las estadísticas que es incapaz de entender.
Por ese motivo, explica en conversación con los periodistas, busca fotografiar los rostros y conocer sus historias para lograr "la conexión individual con las personas y aprender de ellos".
Tras un periplo iniciático de dos años por Nepal decidió viajar para fotografiar la realidad de los refugiados, y sin un plan preconcebido "comenzó espontáneamente" el proyecto.
Los retratos, algunos en familia, otros individuales, todos con pequeñas y grandes posesiones, muestran la "universalidad" de una realidad, que observada en blanco y negro, explica Sokol, "podrían haber sido tomadas en cualquier escenario de la II Guerra Mundial".
Recuerda en su presentación que ese y no otro fue el origen de agencias como la de los refugiados de Naciones Unidas.
Aunque confiesa que se sintió inicialmente abrumado y superado por la dura realidad de los desplazados de los conflictos armados, relató que, provisto de curiosidad y empatía, es posible "encontrar estas historias y compartirlas".
"Mantienen el sentido de la familia y la dignidad" refiere al referirse a sus retratados de los que destaca la "enormidad de su alegría" a pesar de haber convivido con lo mejor y lo peor del ser humano"
Los conflictos en Sudán del Sur, Siria, Malí, Congo o la República Centroafricana con refugiados en los países vecinos copan la muestra de su trabajo en el que, de esa convivencia en los campamentos, destaca su permanente sorpresa por "lo humanos y generosos que son, por esas fantásticas sonrisas e increíble alegría".
Aunque cada uno ofrece una repuesta diferente y si observa que algunos en su escapada portan objetos que aseguren la supervivencia, otros como los nómadas desplazados de su territorio valoran los símbolos de su identidad mientras que los que escapan de Siria valoran más lo "simbólico".
Preguntado sobre si ha encontrado refugiados que han renunciado al deseo de vivir, admite que es posible que los haya, aunque no se lo vio.
Relata como un pescador del Congo, a pesar de haber presenciado el asesinato de su madre, degollada mientras él permanecía escondido debajo de su cama, es el perfecto retrato de la alegría de vivir.