El actor Eduardo Noriega reconoce que ya no se "paladean" las películas ni las series, sino que se consumen "vorazmente", algo que no favorece al cine de autor y a los trabajos más personales que se salen de lo tendencia mayoritaria.
Noriega espera que "Roma", de Alfonso Cuarón, o "El irlandés", de Martin Scorsese, no sean "grandes excepciones" y haya "espacio para todo" en plataformas como Netflix.
En una conversación este miércoles con el periodista Luis Alegre, coordinador del ciclo de cine "La buena estrella" de la Universidad de Zaragoza, el actor opinó que la pandemia no ha dado "un golpe mortal" a las salas, pero sí las ha herido.
"Gente que no las conocía se ha volcado con las plataformas y mucha no las va a dejar nunca, pero creo que pueden coexistir las plataformas y el cine", continuó Noriega, quien animó a volver a disfrutar de las salas, un ritual que incluye "tomarte una cervecita después y conversar sobre la película".
A Noriega se le puede ver en estos momentos en los cines con "Los traductores", un thriller psicológico del francés Régis Roinsard en el que el editor de un escritor de "bestsellers" introduce a nueve profesionales en un búnker para que traduzcan en tiempo récord su última novela y evitar una posible filtración que acaba produciéndose, a pesar de todas las precauciones.
El director de este filme es un "entusiasta del cine" que ejerce la profesión con "un disfrute casi infantil" y que incluso envió a cada uno de los actores de diferentes países que interpretaban a los traductores un manuscrito de veinte páginas de ese supuesto superventas para que lo tradujeran cada uno a su idioma.
En el coloquio de hoy también se habló de "Tesis", ópera prima de Alejandro Amenábar, película que cumplirá este 12 de abril veinticinco años desde su estreno y que puso a Noriega, en palabras de Alegre, "en primera línea del cine español".
Para Noriega, "Tesis" y "El día de la bestia", de Álex de la Iglesia, fueron dos de las grandes representantes de un "nuevo cine" y de una generación "que rompe con lo anterior".
"Amenábar la escribió con 22 años y la dirigió con 23, además de componer la música: es algo realmente increíble para el cine español y para cualquier cinematografía", indicó.
Como recordó Alegre, antes de su salto a la fama con "Tesis" (1996) y "Abre los ojos" (1997), Noriega formó un grupo con Fele Martínez, Mateo Gil, Carlos Montero y el propio Amenábar con el que hicieron sus primeros cortos, con apenas 20 años.
"Éramos muy poquitos", rememoró Noriega, "cuatro o cinco". "La madre de Alejandro hacía los bocadillos y nos lo tomábamos súper en serio: estábamos rodando en un bosque de Paracuellos de Jarama y decíamos: «¡Silencio, rodando!». Éramos como niños jugando a ser adultos en el cine, y eso solo demuestra el amor que teníamos por el cine y las ganas que teníamos de aprender", continuó.
“Hay que seguir remando" porque la de actor es una "carrera de largo recorrido"
A pesar de los años en el oficio, Noriega reconoció que sigue pensando en esa emoción juvenil y que la tiene presente, aunque es imposible no cambiar la perspectiva porque, "salvo que seas un hámster en la rueda, es imposible que la rueda no te afecte".
"Pero cuando esta tarde he abierto un guion, lo abordo como mucha ilusión. Soy muy consciente de lo difícil que es hacer una película y que alguien piense que tú puedes hacer allí un papel, y lo valoro muchísimo", prosiguió.
Afirmó que los tiempos que siguieron a "Tesis" fueron "años increíbles", aunque, "cuando estás encima de la ola, nunca sabes que estás encima de la ola".
Pero, añadió, siempre "hay que seguir remando" porque la de actor es una "carrera de largo recorrido" en la que uno "no deja de formarse y de crecer" a la espera de "grandísimos papeles que están por llegar".