La Fundación Mapfre presenta hoy 'Derain/Balthus/Giacometti', una exposición que explora por primera vez la relación de amistad entre André Derain (1880-1954), Balthus (Balthasar Klossowski) (1908-2001) y Alberto Giacometti (1901-1966) a través de casi 240 obras realizadas entre los años 30 y los 60.
Mucho más allá de la admiración mutua y el sincero afecto que les unieron durante toda su vida, la profunda comunidad estética que existe entre ellos es el hilo conductor de la exposición, que acoge la sala Fundación Mapfre Recoletos desde el 1 de febrero.
La muestra, con cerca de 240 obras, cuenta con el generoso apoyo de numerosas colecciones particulares e instituciones internacionales entre las que destacan la Fondation Giacometti, París; Musées d’Orsay y de l’Orangerie, París; Albright Knox Art Gallery, Buffalo; Minneapolis Institute of Art; The Pierre and Tana Matisse Foundation, Nueva York; Hirshhorn Museum and Sculpture Garden, Washington D.C.; Musée Picasso, Antibes; Musée National Picasso, París; Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris; Tate, Londres; Fondation Beyeler, Basilea o Kunsthaus, Zúrich.
Con la distancia que el tiempo proporciona, podemos ver que Derain, Balthus y Giacometti siguen pautas similares en su trabajo, sobre todo en cuanto a su visión común del pasado del arte.
Los tres comparten un fuerte anhelo de modernidad, se interesan apasionadamente por la pintura antigua y el arte de las civilizaciones lejanas, sienten fascinación por «las fuerzas oscuras de la materia» (Derain) y, en general, prestan mucha atención a la realidad «maravillosa, desconocida» que tienen ante sí (Giacometti).
En 1920, cuando vuelve del frente, Derain es un artista de gran éxito. Tras haber sido uno de los más importantes entre los fauvistas, aquel movimiento que a principios de siglo había creado un arte basado en colores puros y brillantes, su mirada se dirige a la tradición y los secretos de la pintura, dirige su atención hacia un estilo realista que se conoce como “estilo bizantino”.