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Pedro Almodóvar, Antonio Banderas, Carlos Saura y Victoria Abril han vuelto a brillar esta noche en la alfombra roja de los Premios Goya después de años de ausencia del glamuroso preámbulo de la gala, en el que se ha podido ver también a una recuperada Silvia Abascal.

La entrada de los invitados al Palacio Municipal de Congreso comenzó a las ocho menos cuarto de la noche, con el presidente de la Academia, Enrique González Macho, quien reconocía que era "importante" que Almodóvar volviera "por la puerta grande" a la Academia, porque "es bueno para el cine español".

El director manchego hizo su entrada a última hora en la alfombra roja, casi una década después de su anterior paseo.

"Vuelvo a la alfombra roja porque tengo muy claro que el verde no nos sentaba bien a ninguno", ha dicho en tono de humor Almodóvar, miembro de nuevo de la Academia tras darse de baja en 2005, en referencia a las alfombras que otros años, por cuestión de patrocinio, cambiaban de color.

Entre los regresos, el de Antonio Banderas, que había pisado esta alfombra por última vez en 2006, cuando después de 19 años de ausencia acudió a la gala como candidato a mejor director por "El camino de los ingleses". Esta noche regresaba acompañado de su esposa, Melanie Griffith, impecablemente vestido y como candidato al mejor actor protagonista por "La piel que habito".

En esta gala de los XXVI premios del cine español se ha podido volver a ver a otros representantes del sector que hacía tiempo no frecuentaban esta fiesta, como la actriz Victoria Abril -que apareció acompañada por Eduardo Noriega-, o el director Carlos Saura.

Silvia Abascal, que se recupera de una hemorragia cerebral que sufrió el pasado mes de abril, lució espléndida sobre la alfombra roja, vestida de color rosa palo por Lorenzo Caprile, y "con ganas de seguir luchando", según ha reconocido en su primera comparecencia pública.

Y además, la XXVI edición de los premios ha sido la primera aparición del actor argentino Ricardo Darín en los Goya, para defender "Un cuento chino", filme que protagoniza y que opta al premio a la mejor película iberoamericana.

"Nunca había podido estar en una de estas galas", resaltaba el argentino, que afirmaba que el ambiente era "impresionante".

LOS GOYA, SINÓNIMO DE RECONOCIMIENTO Y GLAMOUR

Si los premios Goya son, para la gente del cine, sinónimo de reconocimiento, ilusión, "glamour" y fama, este año ha cobrado relevancia otro de los sustantivos a los que se asocia y que se da por sobreentendido: trabajo.

Pero directores, actores, productores y técnicos no lo tienen tan claro para el año que viene; como comenta Luis Tosar, con tres Goyas en su haber y nominado esta noche como mejor actor protagonista por "Mientras duermes", aún no sabe si tendrá o no qué hacer en los próximos meses.

"Acabo de terminar una pequeña colaboración con Cesc Gay, y dedicarme, pues me estoy dedicando a la crisis, como todos", dice a pesar de todo sonriente, impecable en su traje negro de Gucci.

Al director de cine Juan Antonio Bayona la gala le ha pillado "más tranquilo que otros años" porque no estaba nominado; sí ha dicho que, en su opinión, ha habido algunas películas que "se han quedado fuera", como las de Montxo Armendáriz y Jaume Balagueró.

Tampoco estaba nominada en esta ocasión Belén Rueda, quien por su parte, ha considerado imprescindible la celebración de esta gala "para que el público español se dé cuenta de las pedazo de películas que tenemos y que el cine sigue vivo".

Benito Zambrano, expectante ante las nueve nominaciones de su película, cree que es muy difícil ganar al grupo con el que compite y piensa, sin acritud, que se quedará "sentado".

De momento, asegura que no consigue "concentrarse en nada", sólo en llevar "La voz dormida" a los festivales que le faltan.

"Estamos todos muy asustados por culpa de la crisis -afirma el director-, yo lo veo todo muy complicado, y eso a veces te paraliza incluso creativamente".

"Pero vamos a confiar en que todo se normalice que el nuevo Gobierno sea capaz de encauzar la cosa, y que la gente se anime, incluso si tenemos que hacer películas menos ambiciosas económicamente, porque de otro modo nos quedaremos como estatuas de sal".

Afortunadamente, hay voces más optimistas, como la del compositor Alberto Iglesias, nominado en los àscar y que podría alzarse esta noche con el que sería su décimo Goya, quien considera que "aunque los números dicen que sí que hay crisis, estamos todos muy preparados para dar un salto y trabajar duro en cualquier momento".

"Creo que la industria española se ha fortalecido en los últimos tiempos, quizá ahora con la crisis mundial, sea un momento débil de proyectos, pero en cuanto la economía tienda a subir, nosotros lo haremos muy rápido", ha reflexionado.

Muy distinta la ilusión de los nominados por primera vez, como es el caso de Adrián Lastra, que compite por "Primos", nervioso en un "nivel doce, si contamos de cero a diez", favorito de su compañero de reparto Raúl Arévalo, más preocupado por las posibilidades de Lastra que las suyas propias.

Como curiosidad, a pesar de los 350 periodistas acreditados, sí ha sido notable la considerable presencia de medios que se difunden a través de internet, así como la duplicación de muchos de los "convencionales" registrando declaraciones y transmitiendo imágenes y tweets a través de teléfonos móviles.