Historias mínimas en Madrid: cuando las fotos reflejan un instante con ironía y crítica social
Mario Moros está detrás de las fotografías que publica @historias_minimas en Instagram, donde cuenta con casi 18.000 seguidores
Sus microhistorias, reconoce, "tienen algo inocuo o vulgar en un primer plano que el segundo plano lo convierte en demoledor"
PABLO ALVIRA FUERTES
Mario Moros es la persona detrás de la cámara en @historias_minimas en Instagram. El fotógrafo cuenta con casi 18.000 seguidores en esta red social donde publica fotografías cargadas de ironía y crítica social. Incluso, asegura, son imágenes "que se leen". "Mis historias mínimas tratan de subir el volumen al día a día, a la vida que pasa sin darnos cuenta", añade.
La infancia de Moros fue "un tebeo de Mortadelo, un episodio de La Bola de Cristal, una peli en un cine de pueblo y una foto de Alberto Schommer". Quizá toda esta relación desembocó en la fotografía y ahí empezó a "ver" la calle además de "mirarla". Sus fotos, reconoce, tienen "algo inocuo o vulgar en un primer plano que el segundo plano convierte en demoledor".
El estilo que le caracteriza es el de captar un cartel que adquiere un significado diferente cuando pasa delante de él un elemento móvil. Como su nombre indica, historias mínimas son fotografías que cuentan un relato pequeño, "se trata de hacer visible lo invisible". Son microhistorias con las que es fácil identificarse. Incluso pueden traernos a la memoria recuerdos o tener nostalgia de lo vivido.
"Son cosas que se juntan por un segundo y salta magia, a veces poesía, que un instante después desaparece. Suelo decir que el Dios de la Casualidad y el Demonio de la Ironía caminan diez metros delante de mí preparando las fotos", subraya. La salsa con la que cocina sus imágenes es la "agridulce" porque hay cierto humor, "pero la sonrisa suele llevar un suspiro de amargura". "Son la sonrisa de Humphrey Bogart de las fotos", añade.
El auge de la fotografía callejera ha provocado un aluvión de contenidos asociados, concursos y una revisión del género como tal. Algunos profesionales aseguran que vive un momento dulce gracias, en parte, a su componente amateur, máxima accesibilidad y mayor "democratización". Cada fotografía que captura Moros le llama la atención por algo, pero es consciente de que quien la ve puede observar algo distinto.
Gómez de la Serna, Bukowsky y Rockwell
Asegura el fotógrafo que sus trabajos tienen algo de "greguería visual". "Así como un Gómez de la Serna en 3D, algo de El Roto, algo de Norman Rockwell y algo de Quino", indica aclarando que no de Mafalda, "sino del resto de su deslumbrante obra". Aunque confiesa que también tienen tintes de García Márquez y otras son "puro Bukowski". Sin duda, hay que tener una mirada diferente y perspicaz.
"Hay palabras que conmueven, que valen más que muchas imágenes. Eso es la poesía. Pero también hay imágenes que te arañan por dentro como no podrían hacerlo las palabras", explica sobre sus fotografías. Moros captura personas sin hogar, "siempre con el mayor respeto", y esa imagen puede valer "más que todos los datos sobre pobreza que puedas leer". "Esa imagen mueve a cualquier tipo de empatía, estoy feliz", añade.
El fotógrafo opina que el modo de consumo de la cultura ha cambiado "y es difícil que tenga vuelta atrás". "Instagram puede ser una enorme galería de arte que te permite relacionarte con clientes y artistas de todo el mundo. Muchas veces me preguntan si voy a exponer o recopilar mis fotos en un libro. Yo respondo que quién va a pagar por algo que ofrezco gratis en Instagram", concluye.