Ha sido número 1 en muchas ocasiones. Y en muchos países. Ahora, Julio Iglesias elige presicamente esa cifra como título para su nuevo disco.
Un álbum en el que ha vuelto a cantar 32 de sus grandes éxitos. Temas como "Hey", "De niña a mujer", o "Bamboleo". Sale a la venta el próximo 22 de noviembre.
Dice Julio Iglesias que es su crítico más fiero y que "la obligación del artista es pedir perdón", razones que amparan su decisión de enmendar, en un nuevo disco, algunos de sus primeros éxitos, esos temas "cantados para adentro" que define como su especialidad y que le permitieron llegar "de Finlandia a China".
"Yo no puedo cantar más que lo que sé cantar, pero lo que sé cantar ha llegado de Finlandia a China", reivindica el cantante español más internacional en una entrevista con Efe ante el lanzamiento de "1", el primero de una serie de álbumes en los que ha querido "mejorar" aquellas canciones de su trayectoria hasta 1995 que tenían "un sonido regular".
Se trata de temas como "Por el amor de una mujer", "Lo mejor de tu vida", "De niña a mujer" o "To All The Girls I've Loved Before", el tema que le "abrió el mercado anglosajón", recuerda.
"Ahora estoy tranquilo, porque ha sido como un parto", cuenta el intérprete de "Hey" después de tres años metido en los estudios mimando este trabajo y de regrabar unas 200 canciones, reducidas a 34 en este primer volumen doble, en las que su voz conecta más emotivamente con las palabras.
A pesar de ello, y aunque declarara a Efe hace apenas un año que él ha aprendido a cantar "en los últimos quince años", expone que los más grandes intérpretes de la historia "no fueron cantantes de grandes voces" y se inscribe a sí mismo en el escaso grupo de "cantantes para adentro" que conformarían estrellas como Frank Sinatra, Nat King Cole o el Elvis de "Can't Help Falling In Love".
Frente a quienes le consideran un artista "sobrevalorado", dice que él -que sufrió una lesión que le apartó de su carrera como futbolista- no podía andar y corrió. "No podía cantar y canté y ni siquiera podía ser el más guapo y a veces lo parecí", añade.
"Una de las cosas más bonitas de la vida es que no te esculpan, sino que tú te esculpas; y yo me esculpí", reflexiona a modo de glosa.
Pese a sus muchos años en el negocio de la música, el pasado verano cumplió un sueño pendiente, actuar en el Liceo de Barcelona, aunque subraya que él va "donde hay gente".
Por ello viajó a Ávila dentro de ese mismo tour, tras una intensa campaña de recogida de firmas de seguidores que ansiaban presenciar su primer directo en la ciudad amurallada. "Hubo un vendaval, pero la gente esperó con mucho cariño y perdonó los problemas que hubo", recuerda Iglesias sobre el retraso de más de dos horas que ocasionó una tormenta.
"Yo lo sentí mucho, sufro cuando hay un problema de este tipo", dice él, para quien "la obligación del artista es pedir perdón", incluso en un caso de inclemencia climática como aquel, porque la gente puede pensar que tienen un fondo de responsabilidad.
Durante la entrevista, demuestra un exhaustivo conocimiento de cuanto sucede en España. "Yo no me he marchado nunca", sostiene él, que habla con soltura del próximo partido del Madrid, de la participación de su hijo Julio en un programa de televisión o, lamentándolo, de las altas cifras de paro.
Recuerda entonces que su marcha a Miami se produjo en unas "circunstancias importantes". "Acababa de separarme de mi primera mujer y para mí era un momento de soledad. En Miami encontré una actitud hacia la música que me gustó y allí me quedé", cuenta.
Considera no obstante que "España no debe permitir que esos chicos de 20 o 25 años que hoy en día tienen tantos problemas para encontrar trabajo, sean rescatados por otros países emergentes. Es injusto para ellos y para España", opina.
Evita pronunciarse políticamente sobre lo que sucederá a partir de mañana, día de las elecciones generales, pero se muestra seguro de que "España va a volver a ser un gran país y de que nunca lo ha dejado de ser".