El Lázaro Galdiano expone las obras de Ballester sobre el Greco, Bosco y Goya
Ballester deshumaniza algunas de sus obras para mostrar sus paisajes
Bajo la miríada de personajes de "El jardín de las delicias" El Bosco pintó un paisaje fascinante. Ése y los de otros cuadros de El Greco y Goya se ha encargado de descubrir el artista José Manuel Ballester, que expone desde hoy en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid.
En "Paisajes encontrados: El Bosco, El Greco, Goya", Ballester (Madrid, 1960) ha hecho una "intervención respetuosa (consistente en eliminar los personajes de las obras originales) que abre nuevas lecturas de los clásicos desde una perspectiva contemporánea", según apuntó el autor en la presentación de la muestra, compuesta por cuadros de los tres grandes maestros y sus versiones deshumanizadas.
"Es la primera vez que afronto el reto de comparar mi trabajo con las obras de la que partieron, estableciendo con ellas una confrontación, un diálogo", decía el artista, que utiliza técnicas como la impresión de fotos en tela, "mirando al pasado desde la tecnología más avanzada".
Mediante un meticuloso proceso ha eliminado los personajes de "El jardín de las delicias" de El Bosco -el único original que no está en la muestra, ya que se exhibe en el Prado- transformándolo en "El jardín deshabitado", junto al que se proyecta un vídeo en el que analiza la "arquitectura compositiva" de la obra del neerlandés, de cuya muerte se cumple este año el 500 aniversario.
Así ha descubierto que El Bosco mostró en una de sus grandes obras maestras sus conocimientos pitagóricos, que su visión de la creación se anticipó al darwinismo y que "en ese torbellino de ideas hay líneas ocultas, como la que une el momento de la creación, con un huevo que representa la fecundidad y un cuchillo que significa la muerte".
Con El Bosco ha hecho un ejercicio único para esta exposición, ya que en "Meditaciones de San Juan Bautista" al tiempo que ha eliminado los personajes ha descubierto la figura del "donante" que el pintor dibujó y posteriormente ocultó con la gran planta que representa la tentación.
En su intervención en "Cristo agonizante con Toledo al fondo", cedido para la ocasión por la Fundación Banco Santander, ha logrado que el espectador no centre la mirada en la figura clavada en la cruz, sino en el tenebroso cielo en el que apenas unos rayos de luz logran atravesar las nubes y en el Jerusalén idealizado que construyó inspirándose en paisajes toledanos.
Con Goya se ha enfrentado a dos periodos distintos: el amable de "La era" y "El verano", y el oscuro de "El conjuro", "Las brujas" y "El aquelarre", lo que ha considerado "una suerte" porque le ha permitido estudiar la evolución del zaragozano y cómo la expresó en sus paisajes.
La comisaria, Elisa Hernando, ha dicho sobre la muestra, que estará en el Lázaro Galdiano hasta el 11 de septiembre, que es "el resultado de un proceso de descontextualización que sirve al espectador para descubrir nuevas lecturas de los clásicos y su conexión con obras de arte posteriores".
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