‘La jaula de las locas’, de Llácer y Guix, se estrena el 3 de octubre en Madrid
Treinta artistas, un centenar de técnicos, casi doscientos cambios de vestuario y dos millones de euros de presupuesto se han traducido en el éxito de 'La jaula de las locas', el musical de Ángel Llacer y Manu Guix que han visto 180.000 personas en Barcelona y que el 3 de octubre llega a Madrid.
Llácer y Guix han presentado hoy en la sala de la Gran Vía donde se estrenará, el Teatro Rialto, esta producción de Nostromo, la responsable también de éxitos cinematográficos como 'Contratiempo', 'Palmeras en la nieve' o 'El guardián invisible'.
'La jaula de las locas', ha explicado Llácer, es "un gran musical" pero, además, es "una gran historia de amor" entre dos personas que muestran que, "a lo mejor, no es tan sencillo ser cómo eres".
"Lo que a los espectadores les encanta es que es una comedia rosa y se enganchan. No hemos cambiado nada. Es tal y como se estrenó", ha indicado Llácer sobre esta obra basada en el original de Jean Poiret de 1973 y que Harvey Fierstein y Jerry Herman llevaron a Broadway diez años después.
A pesar del tiempo transcurrido, y de que se presenta como "un problema" que los padres de un chico sean homosexuales, Llácer está convencido de la vigencia de la historia porque "no todo el mundo lo ve ni normal ni habitual": "no está ni trasnochada ni pasada".
En cualquier caso, sostiene, se trata de una historia de amor, de tolerancia y de libertad "contada con mucho humor" y de forma "casi terapéutica".
Llácer añade al original "el paseo" que se da entre el público, y que "puede durar entre 5 y 25 minutos", en el que recupera "muchas de las cosas que ha aprendido en los espectáculos de cabaré de Barcelona", según explica.
"Es -detalla- un espectáculo para todos los públicos que protagonizan dos gais, Albin y Georges, propietarios de un club nocturno en Saint Tropez que ven alterada su vida ante la noticia de que el hijo de Georges se va a casar con la hija de un diputado ultraconservador".
El montaje, según ha explicado el productor del espectáculo, Jordi Sellas, es un espectáculo "nuevo" para el Rialto porque la caja escénica del teatro barcelonés era completamente distinta y el vestuario "hay que reponerlo entero".
"Es decir, se invierten de nuevo otros dos millones de euros en Madrid", aunque Sellas está muy confiado con el resultado porque en Barcelona recaudaron 7,1 millones de euros.
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