Icono del estrellato en el pop, del escándalo, de la transgresión y de la astucia comercial y artística, Madonna cumple mañana 60 años convertida en un espejo en el que se miran y comparan incontables pretendientas a divas de la música.
De Britney Spears a Ariana Grande, pasando por Christina Aguilera, Lady Gaga o Beyoncé, las estrellas femeninas del pop de las últimas tres décadas asumieron, en mayor o menor medida, las lecciones de una artista global que cambió las reglas del juego con su mirada rebelde de mujer en un mundo de hombres, sus imponentes espectáculos audiovisuales y su fino olfato para cazar tendencias.
"Era una reina de la música dance con la sabiduría de la calle, el atractivo sexual de Marilyn Monroe, la remilgada frialdad de Marlene Dietrich y la mordaz (y defensiva) labia de una Mae West moderna", aseguró sobre la imagen pública de Madonna en sus inicios el escritor J. Randy Taraborrelli en su libro "Madonna. An Intimate Biography" (2001).
La cantante ha aprovechado su sesenta cumpleaños para lanzar en Facebook una campaña solidaria que busca recaudar fondos para ayudar a los niños en Malaui, país africano en el que Madonna adoptó a cuatro de sus seis hijos.
Teniendo en cuenta la ajetreada carrera y vida social de una artista que siempre ha querido ser el centro de atención, 2018 ha sido un año relativamente calmado para Madonna, que en los últimos meses ha aparecido en los medios, sobre todo, por los inconvenientes y molestias que ha ocasionado su mudanza a Lisboa.
A la espera de un nuevo álbum tras el ya lejano "Rebel Heart" (2015), la popularidad de Madonna no corre peligro, ya que cada movimiento de la cantante, en cualquier dirección y en cualquier ámbito, se sigue observando y analizando con la atención que solo se dedica a los mitos.
Así, la exitosa gira "Rebel Heart Tour", que cruzó el planeta entre 2015 y 2016, vendió más de un millón de entradas y recaudó unos 170 millones de dólares (149 millones de euros), según los datos de la revista especializada Billboard.
Madonna permanece muy vigente como faro y ejemplo para las jóvenes artistas y en los últimos tiempos ha acentuado aún más su perfil feminista.
"Gracias por reconocer mi capacidad para continuar mi carrera durante 34 años frente a una flagrante misoginia, sexismo, acoso constante y abuso incesante", dijo Madonna en diciembre de 2016, al recibir el premio a la Mujer del Año de Billboard, en un discurso muy alabado en el que detalló el salvaje machismo que impera en la industria musical.
Y a comienzos de 2017 participó por sorpresa en la Marcha de las Mujeres de Washington, una histórica y multitudinaria manifestación feminista en la que atacó las ideas machistas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Nacida como Madonna Louise Ciccone y criada en una familia tradicional y católica del estado de Michigan (EE.UU.), Madonna se convirtió en una tremenda estrella y una gran celebridad en los años ochenta, una década en la que solo Michael Jackson y Prince podían competir con su popularidad.
Con canciones ya clásicas como "Material Girl", "Like a Virgin" o "Like a Prayer", la cantante construyó una carrera camaleónica de pop basada en la controversia y el escándalo, especialmente cuando cruzaba (y lo hizo de manera muy habitual) los motivos sexuales con los religiosos.
Y aunque su sensualidad ante el micrófono apelaba a la tentación, el placer y el disfrute, Madonna también ha destacado por su fría ambición, por ser muy calculadora y por controlar con cuidado todos y cada uno de sus pasos.
Un ejemplo de ello fue el importante uso que le dio a los videoclips, toda una novedad en los años ochenta y que supuso una fabulosa herramienta publicitaria para su obra.
No obstante, a Madonna le queda la espina de no haber conseguido triunfar a lo grande como actriz de cine, pese a que lo intentó de manera constante con películas como "Dick Tracy" (1990) o "Evita" (1996).
Objetivo fetiche de la prensa del corazón, Madonna ha vivido famosos romances con Sean Penn, Warren Beatty, John F. Kennedy Jr. o Guy Ritchie. EFE