Amargura para Larra, cueva del tesoro para Luis Candelas, el refugio del fugitivo para Sabina; faena de gala, luces y media verónica para Antonio Chenel "Antoñete", cultura para Carlos III, convivencia para el viejo Profesor y para Amenábar o Almodóvar, cine, porque Madrid es muchas cosas pero también es cine.
Una semana después de la gran fiesta del celuloide español, la resaca continúa en Madrid, donde día a día se ruedan películas, series y cortometrajes, ya los realicen humildes directores, estudiantes que algún día recibirán un Goya o grandes estrellas de la televisión o la gran pantalla.
Un Alejandro Amenábar más cerca de las aulas que de verse en el escenario del Teatro Kodak recibiendo un Oscar, aprovechó un verano para rodar su ópera prima en los pasillos de la madrileña Universidad Complutense, donde estudiaba.
Tesis forma parte de la historia del cine español como la película que en el año 1996 fue galardonada con siete premios Goya y que catapultó al éxito a Amenábar, que por entonces sólo tenía 24 años y aún no había vaciado la Gran Vía para rodar su Abre los ojos.
El realizador consiguió el Oscar ocho años después por Mar Adentro, cuando Hollywood se fijó en su trabajo, como también lo hizo a la hora de escoger Madrid como localización para determinadas escenas de El mito de Bourne, la tercera entrega de la saga de acción protagonizada por Matt Damon.
Amnésico y perseguido por todo el mundo, Bourne se dejó ver por lugares tan emblemáticos de Madrid como la Estación de Atocha, la terminal 4 de Barajas, la Castellana, la plaza de Canalejas o el viaducto de la Calle Bailén.
Otro muy reconocido -e incluso estudiado- en Hollywood, y que nunca ha ocultado su predilección por Madrid a la hora de ambientar sus películas, es el manchego más universal, como no, Pedro Almodóvar.
El barrio de la Concepción y sus enormes bloques de edificios -a los que el propio director etiquetó como "colmenas"- son un ejemplo de ello y Almodóvar no dudó en reflejarlos en su filme ¿Qué he hecho yo para merecer esto?
Todo sobre mi madre visita el Teatro del Círculo de Bellas Artes o los títulos de inicio de Carne Trémula se suceden con la Puerta de Alcalá de fondo.
Además, otros iconos madrileños reconocibles como la Plaza Mayor, la calle Arenal, el viaducto de Segovia o las Torres Kio también aparecen en la filmografía de Almodóvar.
Precisamente las Torres Kio son para el padre Ángel Berriatúa -encarnado por el malogrado Álex Angulo- las mismísimas puertas del infierno en El día de la bestia, una de las películas más laureadas de Álex de la Iglesia, con cinco Goyas.
La obra sitúa al espectador en un Madrid pre apocalíptico en el que actores como Santiago Segura, Armando de Razza o El Gran Wyoming aparecen en escenarios de la capital tan reconocibles como la calle Alcalá o la Gran Vía.
Tampoco hay que olvidar que a José Antonio Bardem se le murió un ciclista en Madrid, por donde también campa en busca de un casino el inspector José Luis Torrente, un personaje casi tan peligroso como Gracita Morales al volante de un 2CV en Sor Citroën.
José Luis López Vázquez quedó encerrado en una cabina de teléfono, Fernando Tejero paró un penalti con la cara en un campo de tierra de Carabanchel y El Bola hizo de las suyas en varias calles, también de Madrid, porque Madrid, año tras año, día tras día, es cine y parece no cansarse de verse en la gran pantalla.