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El cineasta y escritor Manuel Gutiérrez Aragón, Premio Nacional de Cinematografía, ha sido elegido académico de la Lengua para cubrir la vacante dejada en la Real Academia Española por el novelista y economista José Luis Sampedro, fallecido hace dos años.

La candidatura de Gutiérrez Aragón, miembro también de la Academia de Bellas Artes desde 2001, fue presentada por los académicos Luis Mateo Díez, José María Merino y José Manuel Sánchez Ron.

Como director de cine, el nuevo académico (Torrelavega, Cantabria, 1942) ha ganado importantes premios, entre ellos el Oso de Plata del Festival de Berlín por "Camada Negra" (1977), la Concha de Plata del Festival de San Sebastián por "Sonámbulos" (1978), la Concha de Plata de la crítica internacional por "Demonios en el jardín" (1983) y la Concha de Oro por "La mitad del cielo" (1986).

"EL CINE ES UNA CUESTIÓN DE ESTADO"

El cineasta y escritor Manuel Gutiérrez Aragón, elegido académico de la Lengua, dejó de hacer películas hace siete años, pero su gran pasión sigue siendo el cine, una industria que hay que tomar "como una cuestión de Estado" y que "tiene que ser ayudada o protegida para que exista".

"Eso es así, y no hay vuelta de hoja si se quiere que haya cine", asegura Gutiérrez Aragón en una entrevista con Efe, en la que se siente "muy honrado de pertenecer a la Real Academia Española", una institución que no lo ha llamado por sus méritos, "si los hubiere", sino porque representa al cine.

Su elección no la ve "como un premio o una recompensa, sino como un trabajo", y, en su caso, le tocará hacerlo sobre "el lenguaje relacionado con el mundo audiovisual", en el que hay "un torrente de tecnicismos en inglés que evolucionan con una rapidez tremenda".

"Lo que hay que discernir claramente es si esos términos van a quedarse o no. Por ejemplo, ¿cuánto durará la palabra 'selfie'?", se pregunta Gutiérrez Aragón (Torrelavega, Cantabria, 1942) sobre este término cuya incorporación al "Diccionario" está siendo ya estudiada por la RAE.

Premio Nacional de Cinematografía y director de películas como "Habla, mudita", "Maravillas", "Camada negra", "Demonios en el jardín" o "La mitad del cielo", todas ellas galardonadas, el nuevo académico de la Lengua anunció su retirada del cine en 2008, porque lo mejor era "dejarlo a tiempo".

"Me fui del cine antes de que el cine me dejara a mí. Es difícil seguir haciendo las películas que yo hacía por el filtro que suponen las televisiones, que piden un tipo de cine distinto", dice este cineasta, que en los últimos años se ha dedicado a escribir.

Con su primera novela, "La vida antes de marzo", ganó el Premio Herralde 2009 y luego ha publicado "Gloria mía" (2012) y "Cuando el frío llegue al corazón" (2013).

"Ahora, un cine como el de Antonioni o Bergman tendría muchas dificultades para llegar al gran público, y antes sí llegaba", afirma Gutiérrez Aragón, que vive con preocupación el constante cierre de salas de cine en España.

"No desaparecerán, pero el cine dejará de ser un fenómeno de masas y será como la ópera", asegura el director cántabro.

De alguna manera, "lo que el cine tiene de popular se ha pasado a las series de televisión interesantes, como 'Mad men', 'Juego de tronos' o 'Breaking bad'", comenta.

Y quienes "mandan en las series" ya no son los directores sino los guionistas. "Esa es la gran venganza de los escritores", asegura el nuevo académico, a quien no le importa escribir "guion" sin tilde, como manda la Ortografía académica, pero se niega a quitársela al adverbio "sólo" porque "cambia el significado".

"Seguiremos poniendo siempre el adverbio sólo con acento", dice.

Gutiérrez Aragón tiene muy claro que el cine, "desde que se inventó, está en relación con el Estado, unas veces para protegerlo, otras para perseguirlo".

El cine es "una cuestión de Estado" y, a la hora de ayudarlo, no se debería tener en cuenta "la adscripción ideológica de los cineastas, que, en su mayoría, son progresistas o de izquierdas. Aquí, y en cualquier país del mundo".

Académico de Bellas Artes desde 2001, Gutiérrez Aragón asegura que el actual Gobierno "ha demostrado que no tiene sensibilidad para la cultura", pero lo que más le preocupa es que esa actitud "haya calado en gran parte de la gente, que siente que los artistas son privilegiados", cuando en la mayoría de los casos no es así.

Le preocupa, y mucho, la piratería y esa idea tan extendida de que la cultura debe ser gratis.

La cultura "no tiene que ser elitista ni cara", pero tampoco gratis. "Para que funcione, y así ha sido siempre, debe ser barata" y cita como ejemplo "el libro de bolsillo", que "acercó la buena literatura a mucha gente".

En la RAE ocupará el sillón "F", perteneciente al economista y escritor José Luis Sampedro, fallecido hace dos años, y una persona que ha sido "un referente por su honradez intelectual".

Y también le gusta que en ese sillón se sentara en el siglo XIX el dramaturgo Ventura de la Vega, que le hizo siempre "mucha gracia" por una frase suya de una obra de teatro sobre un adulterio: "Todo Madrid lo sabía; todo Madrid menos él", y él era el marido.

Gutiérrez Aragón echa de menos "el calor del trabajo en equipo del cine". Y ese "cariño" lo refleja en su próximo libro, "A los actores", un ensayo sobre el mundo de la interpretación que se publicará en septiembre.