'Mi otro Jon', la aventura que Paco Arango inventó para hacer reír a su madre

Hace ya tiempo que no se habla de Paco Arango como del heredero del imperio VIPS o el multimillonario cantante que convierte en oro todo lo que toca. Desde 2001, Arango es el filántropo que dedica su vida a hacer crecer la Fundación Aladina y el único director de cine que reinvierte todas las ganancias de sus películas en ayudar a niños con cáncer.

Este viernes le toca el turno al estreno de Mi otro Jon, cuarto largometraje del mexicano, que es otra cinta amable, familiar y divertida como las que a él le gusta hacer.

"Para mí crear una historia y emocionar, hacer reír a la gente, hacer pensar a la gente, es maravilloso", afirma el músico, compositor, guionista, director, productor, montador y, en esta película, también actor: interpreta al dueño de una funeraria con mucha guasa.

"Es que yo nací en México, y allí hacemos pedorretas a la muerte, además la tengo demasiado vista", apunta el director que, como es habitual en su producción filmográfica -y ahora también vitivinícola, pues está comercializando un vino llamado Maktub, con Marqués de Riscal-, es cien por cien benéfica.

"Habrá mejores vinos, pero no con este karma", asegura Arango que vuelve a utilizar su "palabra mágica" -Maktub, un término árabe que significa 'estaba escrito'- que fue también el título de su primera película, en 2011.

A Maite, la madre de Paco Arango, le dolía "todo" a sus 87 años

La historia de Mi otro Jon, cuenta Arango en una charla con Efe, empezó en el verano de 2021 en un viaje a Mallorca que hizo con su madre (Teresa García-Urtiaga) quien, con 87 años, se quejaba de que le dolía todo. "Me decía, 'Paco, dile a Dios que me lleve', y como se repetía mucho, un día para hacerla reír le dije 'mira, mamá, he encontrado un sitio maravilloso que te alquilan cuerpos y, durante tres días, no te va a doler nada", se ríe Arango recordando.

"Lo que pasa -le explicaba entonces a su madre- es que estás en lista de espera, porque he llamado y solo les quedan camioneros vascos', (ella nació en Bilbao, añade), y cada noche, la historia iba creciendo. Y al final del verano supe que había una historia que contar. Ella falleció dos meses antes de empezar el rodaje y por eso la metí como avatar", señala.

Dicho y hecho. Maite, ese avatar que también ha diseñado Arango, es el vehículo de Inteligencia Artificial con el que la científica Aitana Sánchez-Gijón va a lograr traspasar el alma de la enferma terminal Merche (Carmen Maura) al cuerpo de Jon (Fernando Albizu), un camionero de Santurce que la albergará por tres días para cumplir su sueño de ver el mar junto a su hija Rocío (Olivia Molina) en la isla de La Palma.

"Mi otro Jon buscaba el surrealismo", explica Arango, aunque esa transformación no debía tener "pluma", aunque era inevitable que Jon fuera afeminado "porque lleva una mujer dentro. Fernando -aporta Arango- trabajó mucho para copiar a Carmen".

Pero, además, antes de morir, Merche quiere que sus tres mejores amigas consigan cumplir un deseo inalcanzable. Son Paula (María Luisa Merlo), Cristina (María José Alfonso) y Sofía (Marisol Ayuso), todas ellas octogenarias.

Un gigante que le pega puñetazos al cáncer

El director mexicano, que firma la música y las canciones de la película, ha contado además con unas colaboraciones muy especiales, como la de su amiga Ana Obregón, que rompió su luto para hacer la película. "Nadie como ella para entender lo que se siente cuando muere un crío", comenta Arango.

"A veces es muy duro, demoledor, pero no lo cambio por nada, es como una especie de llamada, y ahora la Fundación Aladina es un gigante que le pega puñetazos al cáncer infantil, ésta es mi vida", resume el benefactor, que si pudiera, dice, haría más, pero no le da el tiempo.

Ahora prepara una serie, un thriller con Olivia Molina y Álex González, y está escribiendo una película para Paco León "aunque él no lo sabe todavía", se ríe.