La escritora Rosa Regàs ha muerto este miércoles a los 90 años de edad en su residencia de la localidad ampurdanesa de Llofriu (Girona).
Regàs, nacida en Barcelona el 11 de noviembre de 1933, ganó en 1994 el Premio Nadal con su novela 'Azul', y en 2001 ganó la 50 edición del Premio Planeta con la novela 'La Canción de Dorotea'.
Licenciada en Filosofía y Letras por la Universitat de Barcelona, es autora de novelas como 'Memoria de Almator', 'Luna lunera' y 'La canción de Dorotea', con la que ganó el Premio Planeta en 2001.
Rosa Regàs estuvo muy vinculada al país galo por su formación y afinidades, pues pasó tres años de su infancia en París (1937-1940) y, a su regreso a Barcelona, permanecieron allí sus padres.
La escritora presentó a finales de mayo el libro memorialístico 'Un legado. La aventura de la vida', que publica Navona en castellano y catalán, con la periodista Lídia Penelo, que la ha entrevistado semanalmente en la casa y ha transcrito las conversaciones.
Además de su actividad literaria, con más de una veintena de libros, Rosa Regàs trabajó como traductora para las Naciones Unidas en Ginebra y dirigió la Biblioteca Nacional de 2003 a 2007.
Un año más tarde, en 2005, fue galardonada con la Cruz de Sant Jordi de la Generalitat y la condecoración Chevalier de la Legión de Honor de Francia.
'Un legado, la aventura de una vida', su último libro
El pasado mes de junio, Rosa Regàs presentó en su masía de Llofriu el libro de memorias 'Un legado. La aventura de la vida', basado en entrevistas con la periodista Lídia Penelo.
Rosa Regàs decía que sus novelas reflejaban casi todo de ella, pues son historias que se nutrían de sus experiencias, de sus recuerdos e impresiones, convenientemente moldeados y adaptados después por su imaginación.
Una mujer luchadora
En su faceta personal, la escritora fue una mujer luchadora que tuvo que sobreponerse desde la infancia al estigma de ser hija de republicanos perdedores de la Guerra Civil.
Tras un temprano matrimonio en el que tuvo cinco hijos, supo abrirse camino entre la rígida sociedad franquista para estudiar la carrera de Filosofía y convertirse en traductora, editora y, finalmente, escritora de éxito.
Una vida intensa y llena de proyectos que la animaron a escribir cuando sobrepasaba ampliamente los 50 años.
Su ansia de independencia personal fue un ejemplo para otras mujeres de su época que todavía sentían la presión social de no amoldarse a lo que les imponía la sociedad en la que les tocó vivir.