"El triunfo de la Muerte", de Bruegel El Viejo, se puede ver ya restaurado en el Prado
Sufrió malas restauraciones que desembocaron en una pintura turbia, opaca y difusa. Su limpieza ha conseguido recuperar el colorido y brillo original
"El triunfo de la Muerte", de Bruegel El Viejo: uno de los cuadros que mejor representa el poder de la señora de la guadaña sobre el ser humano, luce su aspecto original en El museo del Prado. Ha sido gracias a una compleja restauración que durado más de un año.
El cuadro presentaba numerosos repintados que ocultaban sus colores originales e incluso distorsionaban los dibujos de Brueghel. ¿Quieres conocer cómo era -cómo es- el primitivo cuadro? El cuadro estaba casi en su totalidad de un tono ocre, había sufrido malas restauraciones, repintes enmascarados después por barnices coloreados que hacían aparecer la pintura turbia, opaca y difusa. Su limpieza ha conseguido recuperar el colorido original, los azules y rojos que la caracterizan.
También se ha restaurado el soporte de madera en mal estado que había provocado grietas y deformaciones. "El Triunfo de la Muerte", es una de las obras maestras del Prado y con su reatauración ha recuperado su naturaleza y su sentido. Bruegel representó la victoria de la muerte sobre las cosas mundanas.
Ya luce en su sala. Al lado, "El vino de la fiesta de San Martín en Madrid", dos de las cuarenta obras que se conservan de Bruegel en todo el mundo.
TAN IMPORTANTE COMO EL BOSCO, MIGUEL ÁNGEL O LEONARDO
El Museo del Prado exhibe desde hoy este cuadro restaurado hasta llegar a su aspecto original y que simboliza el triunfo de la muerte sobre las cosas mundanas, de Bruegel, uno de los grandes pintores y grabadores del siglo XVI en Europa.
Un pintor del que no se sabe mucho de su formación, sí que nació en 1520, murió en Bruselas en 1569 y que se dedicó a pintar en los últimos 15 años de su vida, como ha señalado Alejandro Vergara, conservador de Pintura Flamenca del Prado.
Para Vergara, Bruegel "es tan importante como El Bosco, Miguel Angel o Leonardo", un pintor del que se cree que hay alrededor de 40 obras en el mundo. El Prado posee dos, esta obra icónica y otra más, que se incorporó al Museo en 2011, tras ser descubierta en una colección privada, "El vino en la fiesta de San Martín", una sagra al temple.
Tras su restauración, "El triunfo de la Muerte" se exhibe en el Museo en una sala junto con "El vino en la fiesta de San Martín" y la obra del pintor flamenco Joachim Patinir, maestro del paisaje y los símbolos.
PROCESO DE RESTAURACIÓN
Además se puede ver una copia del cuadro de Bruegel realizada por sus hijos empleando el mismo cartón, que ha ayudado a los restauradores en su proceso. El proceso de restauración de "El triunfo de la Muerte", un óleo sobre tabla, de 117x162 centímetros, ha sido llevado a cabo por María Antonia López de Asiain, en la capa pictórica y por José de la Fuente en el soporte del mismo, y ha contado con la colaboración de la Fundación Iberdrola España, miembro protector del programa de restauración del Museo, con un aporte de 300.000 euros al año.
La restauración del cuadro, que representa un tema del medievo, como la danza de la muerte y lo macabro, parece un relato operístico o cinematográfico, que haría las delicias del realizador de cine Tim Burton. En él se ve una aldea arrasada por la muerte, en una especie de juicio final, con un cielo oscuro por el humo, una casa destruida, un ejército de muertos, y un batallón de esqueletos entrando. Con un paisaje al fondo, ejecuciones, lanzas, carros, picotas en las que se ajusticia a la gente, en una imagen que lleva al espectador a pensar en el Bosco, a quien Bruegel siguió, según Vergara.
"Bruegel hace grabados a partir de la obra del Bosco e influyó mucho a Goya en el camino de la búsqueda de la humanidad", ha asegurado Vergara, que destaca "la ironía y el sarcasmo para hacer crítica social", como un elemento fundamental en la obra de Bruegel.
La intervención en "El triunfo de la Muerte", que ha durado año y medio, ha permitido "recuperar la estabilidad estructural" de la misma, "su verdadero colorido, composición y su técnica pictórica de fuerte personalidad que con movimientos precisos de pincel consigue transparencia en los fondos y prodigiosa nitidez en los primeros planos". Los cuatro paneles horizontales de roble sobre los que estaba pintada la obra fueron rebajados en un momento anterior, para aplanarla y reforzarla con un sistema de engatillado que impedía cualquier movimiento natural de la madera.
La obra ha requerido una limpieza completa y al retirar el repinte general se ha retirado el vello cálido añadido por anteriores restauraciones y se han descubierto detalles de la pintura original antes ocultos. También se ha recuperado la tonalidad original, antes amarillos y ocres, recuperando los azules y rojos que la caracterizaban. Y se ha restablecido la complejidad de su composición y la profundidad del paisaje.
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