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Alejandro González Iñárritu, conocido como el Negro por sus amigos, logró por El renacido su segundo Óscar consecutivo como realizador, la culminación de una carrera construida a base de riesgos, de grandes éxitos y algún fracaso, pero sobre todo de inconformismo.

Con tan solo seis largometrajes, a sus 51 años Iñárritu se ha hecho por derecho propio con un lugar entre los grandes del cine, con un logro que hasta ahora solo habían conseguido nada menos que John Ford y Joseph Leo Mankiewicz.

SU PELÍCULA MÁS DURA

Lo ha logrado con su película más dura, no solo por la historia sino por un rodaje en condiciones extremas que provocó quejas de parte del equipo y que ha sido reconocido como espantoso por los protagonistas -Leonardo DiCaprio y Tom Hardy- y hasta por él mismo.

"No se trata del presupuesto, del género, de la ambición, del tamaño... Cada película es un reto, pero este ha sido el viaje más complicado de mi vida. Me rescataron mi equipo, mi reparto y mis productores. Superamos unas condiciones dificilísimas", indicó Iñárritu el pasado enero al recoger el Globo de Oro a mejor director.

"Todos sabemos que el dolor es temporal, pero una película es para siempre, así que... ¿qué importa?", agregó el cineasta. Unas frases que resumen a la perfección la filosofía de trabajo de un director al que poco importan las dificultades a la hora de poner en pie un proyecto.

Nacido en Ciudad de México en 1963, Iñárritu fue locutor de radio, lavacoches y trabajó para la televisión, entre otros empleos, antes de que en 2000 estrenara su ópera prima, Amores Perros.

Con un joven Gael García Bernal en el reparto, Amores Perros obtuvo el premio de la Semana de la Crítica en el Festival de Cannes, recibió una nominación al Óscar a mejor filme extranjero y marcó el inicio de su fructífera colaboración con el guionista Guillermo Arriaga.

'21 GRAMOS'

En 21 gramos (2003), el tándem Iñárritu-Arriaga volvió a modelar una película basada en varias historias entrecruzadas, algo que ya exploraron en "mores Perros, y en esta ocasión contaron para el elenco con los actores Sean Penn, Benicio Del Toro y Naomi Watts.

Iñárritu trató de rizar el rizo de su propuesta en Babel (2006), filme con Brad Pitt y Cate Blanchet acerca de una historia trenzada a partir de diferentes situaciones ocurridas en cuatro países. Por esta película recibió dos nominaciones al Óscar a mejor filme y mejor director.

Tras es película, Iñárritu y Arriaga protagonizaron una dura ruptura profesional y personal, que puso en duda si el talento individual de cada uno podría superar las cotas que habían alcanzado juntos. Iñárritu reclutó entonces al actor español Javier Bardem para Biutiful (2010), largometraje que fue nominado a la estatuilla como mejor filme extranjero representando a México.

El trabajo de Bardem fue muy elogiado y se llevó el premio de interpretación en el Festival de Cannes, pero la película, oscura y difícil, tuvo una acogida más que discreta y hubo quienes apuntaron a que la ausencia de Arriaga sería definitiva para el cine de Iñárritu. Pero entonces cambió completamente de estilo y de registro.

HISTORIAS DRAMÁTICAS

Habituado a relatar historias dramáticas y sobrecogedoras siempre al límite, el cineasta sorprendió al público en 2014 con la comedia surrealista Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia), la cinta protagonizada por Michael Keaton que triunfó en los últimos Óscar al obtener cuatro galardones: mejor película, mejor director, mejor guión y mejor fotografía, para Emmanuel Lubezki.

Era comedia, pero tenía mucho de dolor en el fondo. Y lo más destacado es que Iñárritu jugó a simular un eterno plano secuencia con un dominio técnico que dejó asombrados a todos. Esa película devolvió de golpe al realizador al primer plano del cine y lo situó como líder de las voces hispanas en Hollywood.

Superar ese nivel era difícil, pero ahora con El renacido ha vuelto a dar un giro radical y aunque hay quienes dicen que el continente supera en mucho al contenido, lo cierto es que el éxito ha sido rotundo y su segundo Óscar como director lo demuestra.

Sin olvidar que ha conseguido que por fin Leonardo DiCaprio logre su ansiado Óscar y que Emmanuel Lubezki establezca un récord asombroso: tres premios consecutivos a la mejor fotografía.