Luis Bermejo asume en 'Norberta', por primera vez en su carrera, un personaje que quiere cambiar de sexo pasados los cincuenta, un hombre bueno y dulce enamorado de su esposa María (Adriana Ozores) con quien, de vez en cuando, atraca una gasolinera o algún supermercado de dueño sospechoso.
Somos una especie de Bonnie and Clyde de andar por casa, un poco 'chapu', en zapatillas, pero que nos sale muy bien, y lo mejor, sin ningún planteamiento moral por parte de nadie, empezando por los personajes y terminando por la creadora, Sonia Escolano", explica la actriz madrileña en una entrevista con EFE, sobre el arranque de esta película, que llega este jueves a las salas españolas.
A su lado, Bermejo confirma que la película "no pretende, de ninguna manera, ser un ejercicio moralizante".El actor, cuya carrera acumula papeles de lo más variado en cine, televisión o teatro y tiene premios Max, nominaciones al Goya y a los Feroz, es la primera vez de casi un centenar de trabajos en la que interpreta a un transexual.
"Sí -se ríe el madrileño-, es la primera vez que me dan un personaje que no es tan inquietante". Quizá en 'Días de fútbol' (2003), recuerda, "había personajes como los de 'Norberta', muy de barrio, muy de la tribu.
Pero sí, este es un personaje con una transformación más potente". Satisfecho del trabajo, afirma que se ha sentido "muy apoyado y arropado, y como que jugaba con propiedad a ser otro (...) Ha sido un lujo y un regalo", señala.
'Norberta' es una mujer que habita el cuerpo de un hombre normal, buena gente, que quiere a su mujer y es generoso al máximo, solo que a veces se disfraza de mujer para cometer, junto a María, pequeños atracos que les ayudan a llegar a fin de mes. Pero justo es en esos momentos, cuando le llaman 'señora', cuando Norberto mejor se siente.
Decidido a destapar su verdad, solo cuenta con el apoyo incondicional de su nieta Paula (María Romanillos), una adolescente de su tiempo que tiene un novio y una novia y se declara de sexo fluido. Su hija Natalia (Mariona Terés), intransigente y miedosa, no entiende ni a la hija ni al padre.María (Ozores), que simboliza al pueblo llano, o al menos, al que espanta con un manotazo las situaciones que le confunden, es una mujer sencilla que no sabe qué pensar.
"Soy la macarra -se ríe la ganadora de un Goya por 'La hora de los valientes' (1999)-. Es verdad que yo, Adriana, no tengo que ver con eso, pero cuando te vas haciendo mayor en esta profesión, y te relajas, cuanto menos impones una idea y te abandonas al talento de una comunidad, todo es más fácil".Bermejo destaca que, además del "hecho insólito" que arrastra el conflicto, que es un cambio de sexo de una persona un poco mayor -lo que complica el tránsito, apunta-, "esta película habla de la solidaridad, de lo necesario que es estar y encontrarse con el otro".
"Y es curioso -agrega a su lado Ozores-, cómo pasa en todos los estamentos sociales, da igual que sea clase alta o un barrio. Es bonito ver cómo este avance ha calado en la sociedad, y sobre todo que sea la gente joven, los adolescentes, los que estén educando a los mayores".
"Ellos lo traen en el ADN -reflexiona Ozores-, es como un bebé que nace sabiendo manejar un teléfono, es igual, y hay que abrirse a este conocimiento necesario para esta nueva andadura social".Ambos actores, protagonistas de la serie 'Galgos' donde hacen de hermanos, creen que hay menos gente intransigente de lo que parece.
"Nos bombardean con lo negativo, pero cuando miras (...) ves que la gente es bastante mejor de lo que te pintan, claro que hay gente tremenda -admite Ozores-, pero en la comunidad cercana es donde se ven los verdaderos actos de amor".
Con ellos, un equipo de secundarios fantásticos en sus papeles de amigos, amigas y familiares de la pareja, que acompañan igual en la comedia, como en los momentos más delicados, entre los que se cuentan el 'hermano' de Norberta, Tomás (César Tormo), Xavier Deltell, Adelfa Calvo, Ramón Agirre o María Lanau, la cuñada.