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Un libro que nació en un momento especialmente triste para su autor, Manuel Vilas, se ha convertido en su mayor alegría profesional. Se titula 'Ordesa' y es una de las sorpresas de la temporada. El escritor oscense ha escrito una novela autobiográfica, a veces tierna, otras desgarrada, que nació con la muerte de su madre. Y va por la séptima edición.

Murieron sus padres y, apostilla, se cerró el círculo de las pérdidas, se sintió huérfano, como si le abriesen la cabeza. El libro es un homenaje a sus padres, un templo al que acudir para visitarlos. Ordesa, escrito sin orden cronológico, es también una crónica de la España de sus padres, de los 60 y 70. Con Barbastro como una sucursal aragonesa de Macondo. Sin nostalgias confusas.

Vilas narra sin tapujos los vicios y los vacíos, la relación con sus hijos, el divorcio. En fragmentos rotundos, secos y poéticos. A veces en un lugar cercano a la ficción. No se esperaba el éxito de Ordesa. Y le sorprende aún más la reacción de muchos lectores que se ven reflejados en el texto. Con sorna nos añade: Deduzco que todas las familias de mi generación son disfuncionales.