Oreja de ley para Del Álamo, que da un nuevo toque de atención en Las Ventas
El salmantino Juan del Álamo volvió a dar hoy un toque de atención en Las Ventas, al cortar una oreja de ley, la tercera en tres tardes consecutivas en esta misma plaza, en una jornada en la que tanto López Simón como Alberto Lamelas anduvieron también a buen nivel.
FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Montalvo, bien presentados y de juego variado. Fue bueno el segundo; con clase pero escaso de raza el primero; complicado el tercero; sin clase el cuarto; reservón el quinto; y deslucido el sexto.
Alberto Lamelas, que confirmaba alternativa: pinchazo, y estocada trasera y desprendida con vómito (ovación tras aviso); y estocada caída (vuelta).
Juan del Álamo: estocada (oreja); y pinchazo y estocada (ovación).
Alberto López Simón: pinchazo, casi entera defectuosa (ovación tras aviso); y estocada (ovación).
En la enfermería fue atendido Lamelas de "herida de 10 centímetros en región escrotal izquierda, que interesa pie y tejido celular subcutáneo, y puntazo corrido en región dorsolumbar. Pronóstico leve".
La plaza tuvo un cuarto de entrada en tarde de bochorno.
DEL ÁLAMO, TRES DE TRES
Triunfar en Madrid es lo más grande que le puede pasar a un torero. Abrir la Puerta Grande de Las Ventas es cruzar el umbral de los sueños, de la gloria más absoluta. Pero cortar una oreja tres tardes consecutivas es algo que tampoco está al alcance de cualquiera, pues, sin ser lo mismo, tiene un mérito también importante.
Ese logro tan meritorio lo consiguió Fandiño el año pasado, y ahora Del Álamo, que nuevamente demostró que sabe lo que se hace, muy puesto y capaz, para acabar cuajando otra gran actuación en la primera plaza del mundo.
Con su buen primero, al que saludó con bonitos lances en el recibo, estuvo muy importante Del Álamo. Tras un torerísimo inicio doblándose por abajo, le "dio fiesta" por el lado derecho, con muletazos limpios, ligados y con expresión, de mucho encaje y profundidad.
Al natural el burel tendía a "meterse" por dentro, pero Del Álamo, muy firme y muy quieto, le consiguió también robar algún pase de mucho mérito. Con el ambiente a favor tras una última serie a derechas y otras "cositas" también muy a modo por abajo, agarró una buena estocada, salvoconducto para cortar una oreja de ley.
El cuarto no fue toro para disfrutar pero sí para estar firme con él, un animal quedado, que se lo pensaba muy mucho a la hora de tomar los engaños, con el que Del Álamo estuvo sobrado, aunque sin poder redondear en lo artístico más que un par de pases aislados y las manoletinas con las que cerró faena.
Qué López Simón tiene agallas y valor a raudales no se lo puede negar nadie.
El primero de su lote fue un toro con poder, con el que el joven torero de Barajas inició su labor con una serie en redondo de rodillas, corriendo la mano como si estuviera de pie.
La pena fue que el astado no respondió con franqueza, quedándose cada vez más corto y enterándose además de qué iba la película. Pero López Simón suplió esas carencias con una labor firme, muy quieto, muy valiente, en suma, muy de verdad.
Tanta entrega le costó una voltereta de aquí te espero, de la que se repuso para volver a la cara con más rabia si cabe para pegarse un sincero arrimón, como si no le importara lo que le pudiera pasar, pues el toro, ya está dicho, no fue nada claro.
El quinto tampoco fue oponente propicio, toro reservón y que acabaría parándose con el que López Simón, tras dos tantas de mucho relajo y parsimonia por el derecho, tuvo que volver a andar firme y centrado para solventar la papeleta.
El toro de confirmación de Lamelas, aún escaso de raza, tuvo clase en sus escasas embestidas en la muleta. Había que entenderlo muy bien, y hacerle las cosas con cabeza para conseguir afianzarlo y hacerlo "romper" hacia adelante.
Y así estuvo Lamelas, muy centrado para acabar firmando dos tandas por el derecho de notable trazo y mano baja.
En un pasaje en el epílogo llegó el susto, pues el animal se frenó en seco, echándole a los lomos al torero, que, tras ser ovacionado, pasó por su propio pie a la enfermería.
Salió Lamelas a matar al sexto, un animal que embestía a oleadas, y con el que estuvo muy tesonero en una labor en la que el jienense apostó mucho para robar muletazos de notable mérito al hilo de las tablas. Digna actuación en conjunto de Lamelas en la tarde de su confirmación.
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