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El guión contaba con 160 páginas (40 más de lo habitual), y se basaba en una novela de éxito de Mario Puzo de la que Paramount había comprado incluso los derechos antes de ser publicada. Pero su rodaje parecía maldito. Hasta doce directores se negaron a dirigirla antes de que cayera en las manos de Francis Ford Coppola, entonces un joven director de 32 años cuyo mayor éxito había sido el guión de Patton.

Coppola se empeñó en que Marlon Brando encarnara a Marlon Brando. El estudio se negó en redondo hasta que Coppola les llevó una grabación con el actor. En ella, Brando (maldito entre los estudios por sus constantes conflictos) se había colocado unos algodones en los carrillos para parecer un bulldog. Robert de Niro también realizó pruebas para la película, pero afortunadamente no fue escogido lo que le permitió encarnar al joven Vito Corleone en la segunda parte.

El rodaje duró 67 días, 14 más de lo que ofrecía en principio Paramount, pero 13 menos de los que Coppola quería. Se usaron 150 mil metros de película, el equivalente a 90 horas. La proporción de lo usado al final en la cinta fue de 30 a 1. Producirla costó cuatro mil dólares a la hora, aunque el estudio regaló a Coppola un Mercedes Benz tras el enorme éxito en taquilla.

El Padrino consiguió tres premios Oscar aquel año: el de mejor película, mejor guión adaptado y mejor actor principal. Marlon Brando envió a una ciudadana india a recoger la estatuilla en su nombre.