Paul McCartney emociona y encandila a Madrid
La genialidad de la leyenda de The Beatles brilló con un Calderón vibrante y entregado
Sonido impecable, escenario grandioso y empatía para un concierto único
Impecable, con vaqueros y chaqueta azul, enérgico, con aspecto juvenil y esa voz que conecta inmediatamente a las más de 40.000 almas que le escuchan esta noche con la historia de la música.
Paul McCarney arranca su concierto con "A hard day's night"… Y sí, ¡qué noche la de aquel día! Y qué noche la de ayer donde Madrid vibró con The Beatles al ritmo que marcó uno de sus fundadores, compositores y músicos, convertido hoy en toda una leyenda, un “beatle” que hoy es mucho más que eso y que encandiló a jóvenes y no tan jóvenes desde el primer minuto en que pisó el escenario.
¡QUÉ NOCHE...!
"¡Buenas noches, Madrid! ¡Buenas noches, España! Hola, ¿qué pasa, troncos?". McCartney, con el buen humor y empatía que luciría toda la noche, saludó así al Calderón que estalló en vítores y que ya no se tomaría ningún descanso durante las más de tres horas que duró el concierto.
Habló en español, coreó los “oés, oés” del público, incluso los acompañó con su guitarra, tocó emblemáticas canciones con su solo acompañamiento al piano, se permitió detalles de buen rollo y en todo momento mantuvo su elegante estilo.
Fue una ocasión única, porque Paul McCartney, que tiene ya 73 años, dentro de nada 74, se ha prodigado poco en España y quién sabe si quienes estábamos anoche le volveremos a ver en un escenario, aunque “¡Hasta la próxima!” fue el grito de su despedida en la capital.
UNA FIESTA EN EL CALDERÓN
McCartney ofreció 40 canciones y seis décadas de trayectoria, desde los inicios seminales de los "Fab Four" (cuando se hacían llamar The Quarrymen, de los que ha tocado "In spite of all the danger") a "Four Five Seconds", la canción que pergeñó hace muy poco junto a Rihanna y Kanye West.
No ha olvidado por supuesto ni su paso por Wings ni mucho menos los años míticos junto a The Beatles, espina dorsal de esta gira "One on one", en la que suenan dos docenas de canciones grabadas a fuego en el imaginario colectivo, del preliminar "Love me do" hasta "Hey, Jude", la más versionada de la historia.
El estadio Vicente Calderón a tope acogió toda una fiesta ante una ocasión bastante más rara para Madrid que una Copa de Europa: la visita de Paul McCartney, quien hacía casi 51 años visitó por primera vez la ciudad, pero que había dejado pasar 12 desde su última estancia.
DESPLIEGUE ESCÉNICO Y SONIDO IMPECABLE
Ya fuera a la guitarra, al bajo o al piano, incluso al ukelele, en formato eléctrico o acústico, McCartney se movió con soltura por el escenario, contoneando incluso las caderas, visiblemente tan entretenido como quienes habían venido a verle tocar.
Alrededor, un gran despliegue escénico, con luces apabullantes y tres grandes pantallones, respaldando un sonido impecable (a diferencia del de Springsteen hace solo unos días en el estadio Santiago Bernabéu), construido por McCartney y sus cuatro músicos (Rusty Anderson, Brian Ray, Paul "Wix" Wickens y Abe Laboriel Jr.).
El show del británico dejó momentos de rock chisporroteante, rejuvenecido incluso cuando rompía la voz, como en "Nineteen Hundred and Eighty-Five" o "Back in the U.S.S.R.".
PARA LOS QUE YA NO ESTÁN
Imposible no escuchar al mismo tiempo un "qué bonito" constante entre el público, tras piezas como "My valentine" (dedicada a su actual mujer, Nancy), "Here, there and everywhere" o una imborrable "Let it be", ya casi al final.
Especialmente emotivos han sido también sus recuerdos para los que ya no están, como George Harrison ("Something") o su exmujer Linda (a la que ha brindado "Maybe I'm amazed", de su primer disco en solitario, "McCartney", en aquel momento en el que ella lo sacó de la depresión y el gusto por el alcohol tras la disolución de The Beatles).
"Escribí esta canción pensando en mi amigo John", recordó justo antes de interpretar "Here today", compuesta dos años después de la muerte de Lennon e interpretada esta noche a solas, sobre una tarima muy alta con pantallas en la base que simulaban una cascada, mientras subrayaba las palabras "I love you".
EXPLOSIÓN MUSICAL
No se puede olvidar un "Live and let die" glorioso, reservado para antes de los bises, en el que no escatimó chorros de fuego, fuegos artificiales y una eclosión musical que habría tumbado al mismísimo James Bond, en cuyo honor compuso el tema.
"Can't buy me love", "We can work it out", "Blackbird", "Lady Madonna", "Band on the run", "Being for the benefict of Mr. Kite", "Ob-La-Di, Ob-La-Da". Acompañarle durante el «na na na nana nanana, hey Jude», fue un momento mágico.
Una a una, One on One, todas esas grandes canciones sonaron y emocionaron en el Calderón, hasta llegar a unos bises en los que no podía faltar "Yesterday", celebrando el pasado, pero sin renunciar a un presente musical más que vivo.
Es leyenda y es presente. Es una estrella de la música, y ayer no dejó duda alguna para nadie. Hasta la próxima Paul McCartney.
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