El Museo del Prado ha recibido la donación de "Aníbal vencedor", ha anunciado este miércoles su director, Miguel Falomir. Se trata de la primera obra documentada de Goya, adquirida por 3,3 millones de euros por parte de la Fundación de Amigos de la pinacoteca.
"Hoy es un día extraordinariamente feliz para el museo, este cuadro de "Aníbal vencedor, que por primera vez mira Italia desde los Alpes" se incorpora a la colección permanente del museo y lo hace una vez más gracias a la generosidad de la Fundación de Amigos del Museo del Prado", explica Falomir en una publicación en Instagram.
La obra pertenecía a la Fundación Selgas-Fagalde, que en el año 2011 la había prestado al Prado. Este cuadro venía a completar una de las escasas lagunas cronológicas de la colección de Goya en el museo y, fechada en 1771, se convirtió en la primera obra autentificada de Goya que se exhibía en el Prado.
La donación honra la memoria del profesor Calvo Serraller, uno de los miembros fundadores, vicepresidente del Patronato de la Fundación Amigos del Museo del Prado y director de su línea académica, que era director de la institución museística cuando, en 1993, Jesús Urrea atribuyó a Goya la autoría de la obra. Fue adquirida por 3,3 millones de euros, indica un comunicado del Museo.
Había sido comprada como una pintura italiana sin autoría por el fundador de la Fundación Selgas-Fagalde de Asturias a mediados del siglo XIX en Madrid.
El pintor aragonés se presentó con esta obra al concurso convocado por la Academia de Parma en 1771. Aunque se llevó una mención, el genio español no ganó el concurso. Según los estudios, pudieron ser razones políticas o, quizá, que los colores no se adecuaban a los utilizados en el momento.
"A Goya le interesaba mostrar a Aníbal cuando acaba de pasar los Alpes y se enfrenta a atravesar el río Po, representado iconográficamente por una figura masculina con cabeza de toro o de búfalo", comentaba en 2011 la jefa de conservación del siglo XVIII y Goya, Manuela Mena, para quien uno de los aspectos interesantes de la pintura es la expresión del héroe. "Su fortaleza casi recuerda la figura de Hércules con toda su potencia y su anticlasicismo. No sabemos si va para delante o para atrás pero mira con ilusión, aunque al mismo tiempo tiene miedo", señaló la conservadora y destacó que los ojos de Aníbal evocan los del soldado protagonista de "Los fusilamientos del tres de mayo".
Otro detalle interesante de la obra es la forma de interpretar al ejército, "que aparece cansado después de atravesar los Alpes. Goya usa tonos azulados y grisáceos para expresar este cansancio". Goya realizó cambios respecto al boceto preparatorio, en el que aparecía un caballo derrengado que apenas se sostenía, y pintó un caballo "que va a seguir adelante".
Algunos de los elementos compositivos que aparecen en esta obra se mantendrían a lo largo de la trayectoria del artista, "como elevar de forma sutil la figura del héroe, representando el resto de las figuras con menores dimensiones", destacó Manuela Mena, quien consideró que Goya demuestra su estudio de la Antigüedad en la representación del casco y las ataduras de Aníbal.
Otro elemento importante "que contradice las afirmaciones de algunos de que Goya no sabía pintar manos, es la perfección del dibujo de estas", según la conservadora. "Todo está perfectamente estudiado en esta obra, fundamental para la colección del museo. Este es Goya recogiendo la sabiduría de los que admiraba".
Esta donación es el primer acto de la conmemoración del 40 aniversario de la Fundación que continuará con la edición de un libro sobre su historia y culminará con una exposición en las salas del Prado, en la que, por primera vez, se podrán contemplar reunidas las obras donadas por la Fundación durante sus cuatro décadas de historia.