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El Museo del Prado acoge desde este martes hasta el próximo 29 de junio la exposición Rubens. El triunfo de la eucaristía, una muestra con la que la pinacoteca reúne las seis tablas pertenecientes a esta serie, tras su reciente restauración.

La exposición se complementa con material gráfico y textos que explican la importancia de este proyecto y el complejo proceso de restauración al que ha sido sometida esta serie de Rubens, además de contar con la exhibición de varios tapices relacionados con la misma gracias a la colaboración de Patrimonio Nacional.

Se trata de uno de los encargos más importantes que recibió el artista, según ha indicado a Europa Press Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo del Prado y uno de los comisarios de esta muestra, junto a Anne Wollett, del J.Paul Getty Museum de Los Ángeles.

En total, la exposición incluye siete cuadros y cuatro tapices y algunos objetos como apoyo didáctico, unas obras de arte de "inmensa importancia histórica", ya que, según explica el comisario, en el momento en el que fueron pintados, entre 1622 y 1625, el artista era considerado "el pintor más aclamado de Europa".

El trabajo de conservación arrancó en 2011, con el apoyo de la Fundación Iberdrola y la colaboración de la Getty Foundation, y en esta tarea se llevaron a cabo tanto obras de restauración de la pintura como del soporte, según cuenta Vergara. La explicación es que después de su muerte esos cuadros fueron ampliados con "madera diferente a la original", lo que dañó al material. Por ello, se retiraron estos añadidos y se introdujeron nuevos refuerzos.

"TÉCNICA ESPECTACULAR"

Tras estas obras, lo que se descubrió fue algo que ya se conocía de este artista y que los conservadores y restauradores volvieron a disfrutar y admirar: "Una técnica espectacular". "Es muy fino de mano y muy libre. En sus bocetos se ve la vitalidad y la frescura que transmite, y también se ve su capacidad de inventiva, ya que cuenta una historia cristiana con un lenguaje basado en la antigüedad clásica".

Mª Antonia López de Asiain, una de las restauradoras de estas piezas, explica a este medio que su misión ha sido "dar armonía al conjunto", ya que aunque el estado de conservación aparentemente era "correcto", necesitaba una unidad.

De esta forma, las obras han sacado a la luz "la fuerza de las composiciones". "Hay personajes que entran y salen de las columnas, que antes no se podían ver por la suciedad", explica. Asimismo, se ha recuperado el volumen, lo que ha permitido devolver el "espacio a cada figura".

Pero ante todo, lo que este trabajo de restauración ha permitido ver es "la técnica pictórica del artista y su maestría" de Rubens, quien era capaz tanto de ejecutar una "aguada" como una "carga pictórica potente".

En general, las obras estaban "muy bien conservadas", pero una de ellas, El triunfo de la verdad, tenía una "falta pictórica", un problema que no supuso ningún problema ya que, según explica López de Asiain, cada tabla tiene un boceto inicial que ejecutó el artista.