Porque se trataba de una cita de apoyo a quienes se rebelan contra sus "hándicaps", porque constataba el regreso activo de Álvaro Urquijo tras una larga lesión en la mano y porque media España estaba más que nada pendiente del fútbol, Los Secretos han lanzado un órdago a la adversidad esta noche en Madrid.
"Estamos orgullosos de estar aquí y queremos agradeceros el esfuerzo de venir", ha dicho sobre el escenario del Teatro Real Álvaro Urquijo, cantante de la banda, que ha dedicado el concierto a su predecesor, su hermano Enrique, que murió "hace doce años", y también a quien "llenó de luz" sus espectáculos, su técnico Miguel, recientemente fallecido por causas naturales.
Decir que para la ocasión los madrileños se han crecido es quedarse corto. Más de cincuenta músicos se han sumado a ellos en la segunda parte del show, la más emotiva y lucida, en la que sus composiciones se han visto arropadas por la Joven Orquesta de la Universidad de Valladolid.
Y por si fueran pocos, Urquijo, Ramón Arroyo (guitarra), Jesús Redondo (piano), Juanjo Ramos (bajo) y Santi Fernández (batería) han contado con la colaboración, con las guitarras acústicas, "del maestro Ricardo Marín".
El Real ha vuelto a hospedar así una de sus singulares noches de pop, esta vez con un plus añadido, ya que la cita tenía una finalidad benéfica, de la mano de la ONG Special Olympics, que promueve el deporte entre personas con discapacidad intelectual.
Ha supuesto además el regreso a Madrid al cien por cien de Urquijo, que durante largo tiempo no pudo tocar la guitarra sin dolor, después de que un accidente doméstico y una mala intervención quirúrgica le obligaran a someter su mano a cuatro operaciones.
A la hora del comienzo, llovía fuera, pero cuando se trata de disfrutar de las melancólicas canciones de Los Secretos, ese es más un aliciente que un freno. Al final, el templo lírico ha visto casi completas sus cerca de 1.800 localidades, con seguidores de toda la vida, ávidos por disfrutar de la música de los autores de "Déjame".
El concierto ha arrancado con puntualidad británica, u operística, bajo los acordes del tema "En este mundo raro", que da título a su primer disco con composiciones inéditas en cinco años, el decimotercero de su carrera de más de 30 años.
Después, han sonado "Sólo quiero que me digas la verdad", "Enséñame a dormir" y "Colgado". A estas alturas, los asistentes ya habían entrado en calor y también Urquijo, que se ha soltado en sus comentarios.
"Esta es una canción especial que fue single en 1983 y que provocó que nos echaran de la compañía", ha bromeado el cantante antes de interpretar "No me imagino", un tema que ha dedicado a la gente con poca vista que trabaja en las discográficas.
"Lágrimas sin nombre", "La calle del olvido", "Sin aire" o "Agárrate a mí, María", que ha dedicado a su sobrina, han mantenido el tono hasta llegar a la pausa.
Al alzarse de nuevo el telón, los más de cincuenta músicos de la Joven Orquesta de la Universidad de Valladolid han hecho entonces su aparición como por arte de magia, ante el estupor del público, un asombro que ha ido a más conforme escuchaban crecer sus temas de siempre con arreglos especiales.
"Cambio de planes", "Ojos de gata", "Buena chica" y "Qué solo estás" son algunas de las canciones que han sonado entonces, con una especial mención a "Pero a tu lado", una canción que el público de Los Secretos hizo especial, sin haber sido nada en su año de producción, según ha rememorado Urquijo.
"Como siempre digo, el secreto de Los Secretos sois vosotros", ha dicho el músico en honor a su audiencia.
Tras "Déjame", la última adaptada al formato orquestal, Los Secretos se han retirado, para volver seguidamente a atender las peticiones de los asistentes, con canciones como "El Boulevar de los Sueños Rotos", que han coronado un concierto generoso, de más de dos horas de duración, "en este mundo raro" de crisis y fútbol.