'Los 50 son los nuevos 30'. Un título entusiasta que, en realidad, esconde un drama más o menos cómico. Y una de las películas más taquilelras del año en Francia. Se estrena este viernes y trata sobre una mujer de 50 que, tras divorciarse y perder su trabajo, no tiene más remedio que volver a casa de sus padres.
Marie Francine es investigadora, pero su marido la abandona y pierde su trabajo. A los 50 y con pocos recursos no es fácil volver con tus padres. Escrita, protagonizada y dirigida por Valérie Lemercier. Nada que ver con su propia experiencia. Ella se fue de casa con 14 años. Comenta que de joven "me fui a un internado. y luego a los 18 años a una buhardilla en París. Cualquier cosa menos quedarme con mis padres".
La aparición de un cocinero divorciado alegrará la existencia de la protagonista. Una pareja rodeada de personajes más o menos disfuncionales en esta cinta que, en realidad, es un drama disfrazado. La felicidad no es divertida y sin tragedia no hay risas.
"Quería que la comicidad no saliera de los dos protagonistas, sino de los secundarios que los rodean: Sus padres y amigos. Ellos simplemente aguantan los golpes de quienes están a su alrededor. En el fondo son víctimas". La cinta es más de sonrisa amarga que de carcajada. Con buenos resultados de taquilla en Francia a pesar de la realidad demográfica de los protagonistas: Cincuentones desempleados junto a septuagenarios quiquillosos.
VARIOS PREMIOS CÉSAR
Valerie Lemercier, actriz ganadora de dos premios César (los Goya franceses), uno de ellos por el taquillazo mundial "Los visitantes", presenta en España su cuarta película como directora, "Los 50 son los nuevos 30", donde se ríe de la crisis de la mediana edad. "Siempre es momento para la comedia", afirma.
"Es un poco autobiográfica, de hecho, los de la película son los decorados de mi infancia y adolescencia y la música que suena es la mía; digamos que yo no tuve la típica crisis de adolescencia así que la estoy teniendo ahora", dice entre risas la actriz y directora.
"Siempre es momento de reírse de lo que ocurra", considera la actriz, protagonista de una treintena de comedias y un par de dramas -"sin ser pretenciosa, creo que puedo hacer lo dramático, aunque ni lo intento", apunta-, para asegurar que, para ella, "no hay nada mejor que reír, también lo creo en la vida: si un chico no es divertido, automáticamente me parece feo".
En esa línea entre sinceridad y guasa, la francesa asegura que "nunca tuvo que acostarse con nadie" para tener una carrera, y eso que a los 25 años estuvo cenando con Harvey Weinstein y "he de decir que entonces yo no estaba mal, pero ni siquiera me miró", ironiza de nuevo: "Seguro que tuve suerte".