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Tras un largo silencio en el que ha optado por la narrativa y la conclusión de su segunda novela, el dramaturgo Eduardo Viladés vuelve con más fuerza que nunca esta primavera. Estrena en Nueva York por todo lo alto una de sus piezas dramáticas más exitosas y regresa a Madrid en junio con una comedia desenfrenada.

"A menudo hay que recomponerse para volver a llenarse de historias", asegura el autor desde su retiro valenciano. "Me sentía vacío en cierto sentido, había escrito tanto que tenía que llenarme de nuevo de historias. Para ello, necesitaba soledad y volver a acumular anécdotas y experiencias para crear".

El 11 de mayo estrena La chica del parque en Nueva York, "un proyecto precioso que me hace mucha ilusión porque es la primera vez que una de mis creaciones se representa en esa ciudad".

Viladés ha estrenado varias de sus obras en Estados Unidos, pero siempre en Miami, donde han triunfado Las cenizas de Yasmina, La corrala de Manoli, Follow me! y La esquina literaria, entre otras. También es recurrente en los escenarios mexicanos y hace apenas dos meses entró con fuerza en Colombia.

"La chica del parque es una pieza a la que guardo mucho cariño. Se estrenó en Logroño hace tres años y estaba dormida desde entonces. Nunca olvidaré el estreno en La Rioja, el público emocionado, helado, impertérrito por el flujo de emociones de la obra. Hubo un amago de que se hiciese en Madrid hace apenas cuatro meses, pero ya sabes cómo funciona este sector, lleno de espejismos, un día te dicen que sí y al siguiente, porque tienen un pollo en el horno, se echan para atrás sin darte una explicación. Pero cuando una puerta se cierra se abre una ventana y me llamaron de una productora neoyorquina pidiéndome el texto. ¡No me lo creía!".

En Madrid, Eduardo estrena en la Sala Azarte la comedia loca El geriatra. "Estuve en esa sala hace casi cuatro años con uno de mis clásicos, Verborrea húmeda. Estoy muy contento porque funciona muy bien y tiene mucha solera".

El geriatra es una comedia ácida de larga duración dirigida por el onubense Luis Ortiz-Abreu que promete reventar los cimientos de Chueca a partir de junio. Ante la pregunta de si irá al estreno, el dramaturgo cambia de tema: “A mí déjame tranquilo en mi querida Valencia”.

Alejado de los circuitos del mundo del espectáculo, le gusta su soledad y crear en su casa con una copa de vino y sin interferencias. "No soy un autor al uso, supongo, ni me considero especial por crear ni iluminado ni voy de Mesías por la vida, soy un tipo desequilibrado que quiere que le dejen en paz y que el público disfrute de su locura. Lo único que cuenta y consigue emocionar es mi arte. Yo, no".

No será el Mesías, pero lo cierto es que acumula más de una docena de premios de teatro y literatura ("tengo la casa llena de esculturas, mi madre no puede más, debería fundirlas en el mercado negro para una compra en el Mercadona") y si todos los pronósticos se cumplen 2018 puede ser su año.

Está a la espera de que se concrete el estreno de In extremis en Zaragoza el próximo otoño, "en una versión que respetará el original al 100% y que dirigirá con maestría el actor zaragozano Roberto Millán”, el drama La señora de pelo blanco en Canarias, con la violencia doméstica como telón de fondo, y varias comedias también en Madrid, “de las que de momento no quiero dar más detalles hasta que se cierren los proyectos".

Aparte de dramaturgo, Viladés es también director de escena. "Hace casi dos años que no dirijo y lo echo de menos, pero vaya. Reconozco que algunas veces he visto piezas de mi autoría cuya dirección no me ha gustado y que, en dos ocasiones que prefiero no rememorar, me ha dado vergüenza ajena e incluso prohibí que se mencionara mi nombre, pero son gajes del oficio. La clave es hablar lo máximo posible con el director y el elenco".

"Esperemos que las cosas vayan concretándose porque no me fío ni de mi sombra", asegura el tres veces ganador del premio de la Fundación Unir de Zaragoza, el internacional de narrativa de la editorial Ruiz de Aloza, el certamen internacional de teatro de Paterna y el de teatro erótico de Florida, entre otros galardones y premios que le han encumbrado a lo más alto en la dramaturgia y letras españolas. "¿A lo más alto? Deja de beber", me dice entre risas. "Animo a todos los madrileños a que acudan a ver El geriatra en la sala Azarte. Tendrán un buen rato de risas asegurado. ¿Hay algo mejor que la risa en los tiempos que corren?".

Más información en:

http://www.contextoteatral.es/eduardovilades.html

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