'El cabaret de los hombres perdidos', un musical transgresor sobre el futuro
No es el típico musical, advierten, pero tampoco un cabaré ni una obra de teatro al uso, El cabaret de los hombres perdidos es una propuesta transgresora sobre el drama de un joven que pretende ser cantante, y en el camino entra en un salón de tatuajes en el que verá escenificado cómo puede ser su futuro.
"El teatro actual está muy bien hecho, pero está hecho dentro de la corrección política", ha apuntado el director artístico de los Teatros del Canal, Albert Boadella, en la presentación de la obra en una sala de tatuajes madrileña, un evento que no se ha querido perder porque dentro de lo que Canal programa hay cosas que le gustan más, y otras menos, pero esta le gusta mucho, ha dicho.
"El teatro propone aspectos y formas de vivir distintos de los habituales, y debemos por ello tener ese espíritu transgresor", ha señalado el fundador de la compañía Els Joglars sobre la obra que llegará el 20 de octubre a los Teatros de Canal, tras su estreno en Zaragoza dos días antes.
Dirigida por Víctor Conde, director de The Hole 2, El cabaret de los hombres perdidos es una drama musical, con lenguaje de comedia y espacios de cabaré, al que han querido darle una "teatralidad nueva" para que no se quedara solo en cabaré y fuera una conjunción de estilos con mucho texto de por medio.
Escrita por los franceses Cristian Siméon y Patrick Laviosa sobre una idea original del creador Jean-Luc Revol, El cabaret de los hombres perdidos se representó por primera vez en París en 2006 y ha obtenido, entre otros, un Molière (2007) y seis premios Hugo con la adaptación argentina, incluido el Hugo de Oro.
Adaptado por Jorge Roelas, la obra versa sobre la vida de Dicky, papel interpretado por Cayetano Fernández -Pluto en la comedia musical dirigida por Magüi Mira-, quien tras una persecución entra en un salón de tatuajes en el que se encuentra con Destino (Ignasi Vidal), con un tatuador (Armando Pita), y con un transexual, Lullaby (Ferrán González), quienes le escenificarán su futuro.
Todavía en pleno proceso creativo, la historia surge en un salón de tatuajes-bar "en un lugar indeterminado del tiempo", ha añadido el director, y en el que cualquiera podría entrar y su vida cambiaría, según explica.
Como una especie de "señuelo del destino" describe Ignasi Vidal a su personaje, que empuja a Dicky a convertirse en una estrella al mismo tiempo que le lleva al "ocaso como ser humano", según ha apuntado, y ha reconocido que trabajar con un plantel tan pequeño "facilita mucho las cosas".
"No es que no quiera un gran musical", ha advertido ávido el actor que durante años ha vestido el traje de inspector Javert en el musical "Los Miserables".
Con una coreografía muy armonizada sobre la personalidad de los propios actores, esta versión de "El cabaret de los hombres perdidos" mantiene la partitura original en una composición que todos coinciden en que es algo "nuevo", "diferente" y "trangresor" a lo visto hasta ahora.
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