La danza y el movimiento, protagonistas en la obra de Barbara Morgan
Fotografías de danza, fotomontajes experimentales y “dibujos de luz” perfilan la obra de la fotógrafa estadounidense Barbara Morgan que llega al Museo Nacional del Romanticismo en el marco de PHotoESPAÑA.
“Esta exposición es un pequeño aperitivo de una obra enorme que está en diferentes archivos de universidades en Estados Unidos, con una gran parte aún por ser catalogada y clasificada”, ha dicho Pia Ogea, comisaria de la muestra durante la presentación en el Museo Nacional del Romanticismo, adscrito al Ministerio de Cultura y Deporte.
Disponible hasta el 26 de septiembre, la exposición arroja luz sobre la figura de Morgan y sobre su obra, que fue “clave para configurar la identidad de la vanguardia estadounidense” gracias a sus fotografías de danza contemporánea en los años 30 y 40, que ahora llegan a “esta joya de la ciudad que es el Museo del Romanticismo”.
“A través de la colección de Javier Astudillo, esta exposición pretende ser una pequeña muestra que abra la mirada europea hacia la obra de Barbara Morgan”, ha agregado la comisaria sobre la exposición, vertebrada en seis bloques diferentes que muestran el interés de la fotógrafa por el movimiento del cuerpo humano como vehículo de expresión.
Barbara Morgan (1900, Buffalo) fue licenciada en Bellas Artes y concibió “ la fotografía como técnica artística”, una percepción que la llevó a realizar una exposición propia en el MoMA en 1945 y también a ser una de las “pioneras en la creación del formato de los fotolibros”, gracias a su conocimiento en técnicas como los fotomontajes.
En la muestra pueden observarse sus trabajos centrados en la fotografía de danza mediante su vínculo con la bailarina y coreógrafa Marta Graham, patente en obras como “Lamentation” o "Letter to the World. The Kick”, además de una faceta “más social” a través de sus fotomontajes realizados con el fin de plasmar la “complejidad de la realidad”.
Morgan fue además una de las fundadoras de la revista “Aperture” en 1952, y su obra evolucionaría “influenciada por artistas como Man Ray”, que llegaron a Estados Unidos en el marco de la Segunda Guerra Mundial y ayudaron a perfilar el particular estilo de la fotógrafa, que fue a su vez un referente para la vanguardia estadounidense.
Así es como el trabajo de Morgan, cargado de una “enorme sensibilidad artística, gran conocimiento técnico y mucha experimentación” llega al Museo Nacional del Romanticismo, poniendo de manifiesto la importancia del trabajo de la estadounidense, cuyos trabajos supusieron “una referencia para el expresionismo abstracto”.
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