El ex director del Festival de Sitges: "He visto cosas muy, muy extrañas..."
Recuerdos que son el eje de "Entre dioses y monstruos", donde se atreve con estos mitos
Durante una década, Joan Lluís Goas fue director del Festival de cine de Sitges, una etapa que le permitió conocer, y sufrir, a todas las estrellas que desfilaron por el certamen, recuerdos que son el eje principal de "Entre dioses y monstruos", un "libro crónica" donde se atreve con estos mitos.
Se dice que uno vale más por lo que calla que por lo que cuenta, y aunque Goas -al frente del Festival de Cine Fantástico de Sitges de 1982 a 1992- afirma que se llevará a la tumba muchas confidencias, ha sucumbido a la insistencia de quienes le conocen y durante años le han apremiado a compilar las miles de anécdotas que atesoraba.
"He visto cosas muy, muy extrañas, al divo Cristopher Lee (el mítico Drácula de la Hammer) cantar ópera alemana por las calles de Sitges, al siempre serio David Lynch, riendo...", rememora Goas en una entrevista con Efe, con un tono que recuerda al replicante Roy de Blade Runner, comparación que le provoca carcajadas.
"Entre dioses y monstruos" (Alrevés) son 33 acercamientos a artistas, directores, productores y otras personalidades de la farándula internacional que conoció como organizador del festival y en los viajes que ha realizado a lo largo de su carrera, donde aprendió además muchos de los entresijos de la industria.
"Este libro sería imposible si en aquella época hubieran existido los teléfonos inteligentes", afirma Goas sobre los extravagantes momentos vividos con estos personajes, muchas veces regados por abundante alcohol, unas estrellas que en la actualidad se coartan para evitar que cualquier desliz sea inmortalizado, difundido y compartido por millones de personas de forma instantánea.
Sitges en los ochenta era un referente del fantástico, rememora Goas, una cita que las productoras utilizaban para lanzar sus filmes en Europa y que en un mismo año podía reunir a Anthony "Psicosis" Perkins con los citados Lee y Lynch, como ocurrió en la edición de 1986, o al genial Ridley Scott con unos jovencísimos Quentin Tarantino y Peter Jackson en la de 1992.
"No soy un tipo que piense que el pasado fue mejor que el presente, pero cuando releí lo que tenía me di cuenta de que eran historias que tenían que contarse", comenta.
Ahí estaban recogidas las inseguridades y peticiones nocturnas (e insatisfechas) de marihuana de Anthony Perkins a la organización; la elegancia y pedantería de Peter Bogdanovich o la ironía de Roger Moore, capaz de reconocer que había llegado demasiado viejo al personaje de Bond a sus 46 años.
También el rechazo de H.R. Giger, "padre" de Alien, a la versión que Ridley Scott hizo de su criatura, el mal olor que desprendía el italiano Dario Argento o lo pesetero que se mostró Roger Corman.
Hay un apartado para los actores "testoterónicos", como Jean Claude Van Damme, y su pésimo acento en inglés y francés, o Steven Segal, "un mal tipo con un carácter paranoico".
Aunque el popular Arnold Schwarzenegger no está en la lista, Goas rememora un encuentro que tuvo en Madrid con el actor de Conan a principios de los ochenta.
"Es un enamorado de España, de los puros y de las mujeres guapas", que, según le explicó el mismo actor, entró a formar parte de la extrañísima colección que el mitómano recepcionista del hotel de lujo en el que se alojaba llevaba haciendo durante años con los restos biológicos que recogía en las habitaciones ocupadas por los artistas que pasaban por este establecimiento de la capital.
"Como un miembro del CSI, aquel hombre metía los restos en sobres, los clasificaba; se llevaba la funda de la almohada, los restos de la ducha, pelos, uñas... la microcolección más curiosa de la historia del cine, porque por aquel hotel pasaron todos los artistas importantes. No sé qué habrá sido de aquel archivo", explica el autor con sorna.
A pesar de que el libro se abre con un espacio dedicado a la actriz Fay Wray, la "novia" de King Kong -y personaje favorito de Goas-, la presencia de mujeres es minoritaria (sólo Vanessa Redgrave y la agente teatral Tonda Marton).
Este reducido número lo justifica el autor porque el cine fantástico es un mundo masculino y "lamentablemente a la mujer tan sólo se le solía pedir que supiera gritar bien, como a Fay Wray o Jamie Lee Curtis, papeles de heroínas-víctimas, y por ello a muchas actrices no les gustaba mucho venir al festival a promocionar estas películas. También porque las mujeres son menos frikis".
Los perfiles van acompañados de fotografías y una filmografía detallada y, lo que es más curioso, de recomendaciones musicales con las que Goas quiere dar pistas al lector para definir el carácter de los personajes.
El libro saldrá a la venta a finales de septiembre y está prevista una presentación en el cine Phenomena de Barcelona con la proyección de la muy oportuna "King Kong".
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