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Apenas 24 horas antes de que se cumpliera un año de la desaparición del Códice Calixtino de la catedral compostelana, Galicia ha recibido con alivio la noticia de la recuperación de esta joya bibliográfica, símbolo de identidad y primera guía del Camino de Santiago.

El manuscrito ha sido hallado a primera hora de esta tarde "en perfecto estado" en un garaje ubicado en Milladoiro (A Coruña), núcleo en el que reside el electricista Manuel Fernández Castiñeiras, exempleado de la catedral compostelana, al que se considera el posible autor material del robo que conmocionó a Galicia.

El Codex Calixtinus o Códice Calixtino es un manuscrito iluminado de mediados del siglo XII, cuya autoría se atribuye al Papa Calixto, que fue la primera guía para los peregrinos que recorrían el Camino procedentes de toda Europa.

Así, a la manera de las guías de viajes actuales, contiene consejos, descripciones de la ruta y de las obras de arte así como de las costumbres locales de las gentes que vivían a lo largo del Camino, además de sermones, milagros y textos litúrgicos relacionados con el apóstol Santiago.

En conjunto, la obra está compuesta por cinco libros de temática variada con el único objetivo de ensalzar la figura del apóstol Santiago. El manuscrito que se custodiaba en la catedral de Santiago, conocido como Jacobus, es el ejemplar más antiguo y completo de la obra denominada Liber Sancti Iacobi, de la que existen unas 200 copias repartidas por toda Europa, entre ellas en Barcelona (procedente del monasterio gerundense de Ripoll), Madrid, Salamanca, Lisboa, Londres, Pistoia (Italia) y El Vaticano.

El Libro I es el más extenso y contiene una antología de textos litúrgicos para las celebraciones en Santiago, mientras que el II relata veintidós milagros acaecidos en diversos lugares por la intercesión del Apóstol.

El Libro III trata sobre el traslado del cuerpo del apóstol a Galicia, justifica la celebración de las fiestas de Santiago y termina con un capítulo dedicado a las virtudes de las caracolas que los peregrinos llevan de recuerdo en su viaje de regreso.

El libro IV, conocido como Historia de Turpín, narra cómo se apareció Santiago a Carlomango para mostrarle el camino de las estrellas que debía seguir e incluye un relato épico de Roncesvalles.

El más conocido y traducido es el Libro V, considerado una guía para el peregrino del Camino Francés a Santiago, y describe el recorrido de la ruta, sus pueblos y ciudades, sus gentes y costumbres, los santuarios que deben visitarse y como debe tratarse al peregrino.

A los cinco libros se añade un apéndice de gran interés cultural, porque contiene un rico repertorio de cantos litúrgicos, a dos y tres voces, para las grandes ceremonias de honra al apóstol, que constituye el conjunto polifónico más antiguo de la historia de la música.

El Códice Calixtino, escrito a mediados del siglo XII, se atribuye al monje cluniacense Aymerico Picaud, clérigo de Poitou, que acompañó en su peregrinación a Santiago al papa Calixto II, a quien la obra debe el nombre y quien figura como autor.

La primera transcripción del contenido original en latín de la obra fue llevada a cabo por el profesor estadounidense Walter Muir Whitehill entre 1927 y 1932 y publicada en 1944. Esta transcripción fue decisiva para que fuera posible la primera traducción íntegra de la obra al castellano, publicada en 1951 y efectuada por Abelardo Moralejo, Casimiro Torres y Julio Feo con el título "Liber Sancti Iacobi. Codex Calixtinus".

En 2004 se publicó una edición revisada y ampliada, a cargo de Juan José Moralejo y María José García Blanco. En enero de 2010 se publicó la primera traducción completa al gallego, elaborada por Xosé López Díaz, con la ayuda de Manuel Celso Matalobos, entre otros, e ilustrada por Francisco Leiro. Como norma general, el Códice Calixtino no se sacaba nunca del Archivo de la catedral de Santiago y las dos últimas veces que se mostró fuera fue en los años 1975 y 1993 con motivo de sendas exposiciones.

Aunque los expertos consideran el Códice una joya bibliográfica de valor incalculable, con motivo de su salida de la catedral de Santiago para la exposición de 1993 el manuscrito fue asegurado en 1.000 millones de pesetas.