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Seis años después de su anterior visita a la capital, el británico Morrissey congregó a unos 5.000 fieles en The Ring del BarclayCard Center, en un concierto enmarcado dentro de la gira de presentación de su reciente disco World peace is none of your business.

Un concierto grandilocuente gracias a la enorme capacidad interpretativa de Morrissey, pero que resultó complicado para buena parte del público debido a la elección de un repertorio nada obvio y sólo apto para los muy iniciados en su trayectoria.

Y eso que arrancó con 'The Queen is dead', una mirada a su lustroso pasado con The Smiths (hace apenas unas horas nonimados para entrar en el Rock and Roll Hall of Fame), y prosiguió con 'Speedway', antes de su alegato anti taurino en 'The Bullfighter Dies', con imágenes de cogidas de toreros en las pantallas y una sentencia final. "La verg~enza de España", dijo solemne el inglés al terminar el tema.

Suena 'I'm throwing my arms around Paris' y a partir de aquí queda claro que no es una noche de grandes éxitos, algo que dispersa a algunos pero lleva al trance hipnótico a otros. Su capacidad interpretativa y su fluir de alguna manera mitológico sobre las tablas sostienen un concierto en el que cuesta adentrarse a pesar de 'Instambul' y 'Earth is the loneliest planet'.

La banda suena pétrea y contundente mientras Morrissey hace lo que más le gusta, que no es otra cosa que interpretar (con buena voz y en buena forma a pesar de sus demasiado habituales problemas de salud) sus canciones y dejarse querer por los suyos, a los que se acerca en contadas ocasiones para desatar su delirio.

En plena intrincada densidad, el maestro de ceremonias se saca de la manga su gran clásico 'Everyday is like sunday' y súbitamente todos los asistentes sin excepción corean con esa mezcla de fervor y melancolía tan británica, tan de Morrissey. Y después hay una mirada a The Smiths con 'Meat is Murder' y unas imágenes duras de una de las cosas que más irritan a Morrissey: humanos matando animales.

'World peace is none of your business' cierra el bloque principal del concierto, al que todavía le quedan unos bises dedicados a The Smiths con 'Asleep' y la enorme 'How soon is Now?', que lleva los niveles de épica al máximo gracias a unos graves avasalladores y una melodía de esas que están más que marcadas a fuego en miles de personas.

En total han sido una veintena de canciones en algo más de hora y media de recital liderado por un Morrissey que huyó de lo fácil y lo obvio para seguir perfilando uno de los personajes mejor construidos de la música pop de nuestro tiempo. Grandilocuente y complicado, este viernes actúa en Barcelona.