La última jornada de la Madrid Fashion Week, la dedicada a los más jóvenes, ha tenido hoy un buen comienzo con el desfile de Moisés Nieto que se ha inspirado en los hábitos de los monjes para crear "Virginia".
Marrones y negros junto a apagados tonos beige para unas prendas cuya línea, según el diseñador, es el hábito monacal, prenda pesada que esconde secretos íntimos.
Lana, alpaca y paños naturales ayudan a esta escenificación en la que también aparecen otros tejidos más livianos, como la muselina, la gasa o el tul de seda, para confeccionar prendas de líneas limpias y en ocasiones asimétricas, con juegos de volúmenes en las mangas, las faldas y las espaldas, que en ocasiones Moisés Nieto enriquece con pieles de pelo largo.
"31 de febrero", es la fecha imposible con la que Shen Lin, de origen taiwanés, ha titulado una colección con piezas unidas, como faldas con pantalones o faldas con otras faldas, chaquetas de tres mangas y cortes imposibles en fieltro, lana, brocados o punto y siempre en diferentes tonalidades de gris.
Lo mejor, los amplios y cálidos abrigos con los que finalizó el desfile.
David del Río ha alegrado la jornada con una rica colección en la que las piedras semipreciosas han tenido un protagonismo muy especial.
En la primera ocasión en que acude a la cita madrileña, el diseñador gallego ha querido dar rienda suelta a su sueño y presentar piezas únicas que llevan detrás muchas horas de trabajo, como el vestido verde con el que inició el desfile con diecisiete camelias cada una de ellas formada por mil perlas.
"La colección está inspirada en los años veinte en Estados Unidos, en el cine y en sus personajes, desde el Gran Gastby hasta el cómico de cine mudo Harol Lloyd", comentó el diseñador de 37 años a Efe. La imagen de Lloyd y sus iniciales las ha llevado a camisetas, bolsos e incluso a una chaqueta tipo torera confeccionada por entero con piedras preciosas.
"Las mujeres de mi colección visten con siluetas muy femeninas, de líneas sueltas y vestidos tipo camisero largos. En cuanto a los hombres, la sastrería es clásica pero se mezcla con prendas muy andróginas. Algunas están creadas para mujer y al fin se han desarrollado en hombre", comentó el diseñador que ha optado por el color y que sacó unos abrigos realizados con alfombras antiguas de petit-point forrados en piel.
Mucho más sobria es la colección de sus compañeros de desfile, El Colmillo de Morsa, firma formada por Jordi Espino y Elisabet Vallecillo que por segunda vez presentaron sus propuestas en Madrid.
Esta experiencia se refleja en "Caminos de Nopal", colección madura inspirada en los paisajes que se contemplan durante un viaje y que se plasman en estampados orgánicos de piedras o cactus.
Una de las características de esta pareja de diseñadores es que toda la colección es "made in spain". Telas, zapatos, botones, accesorios, confección, collares hechos a mano con conchas de mar, todo es propio y se ha hecho en España.
Las mujeres de El Colmillo de Morsa son elegantes y femeninas y visten líneas suaves y amplias, mientras que en la colección de hombre, muy definida, hacen una revisión acertada de la clásica trenca.
En su primera cita en pasarela, la gallega Mercedes Castro ha mostrado sus trabajos en lana tejida a mano y basados en temas literarios, como los cómics de súper héroes o El Principito, cuya grafía aparece tanto en jerseys como en las converses pintadas a mano. Colección unisex, llena de color y formas muy amplias.
Jessica Stenerös en "Ero" ha llevado a la mujer a los bosques en los que se celebra el solsticio de verano, aunque se trate de una colección de invierno, creado en tonos piedra, suaves lilas y verdes, burdeos y azul pato, color tendencia de la próxima temporada.
De madre peruana y padre sueco, Stenerös ha apostado por los grandes cortes que dejan la piel al aire, pequeñísimos shorts y pantalones tipo mosquetero.