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El creador francés Henri Cartier-Bresson fue un personaje complejo y polifacético, algo más que un fotógrafo, como se puede descubrir en la gran exposición retrospectiva que Madrid le dedica y que le sitúa más allá de su propio mito.

Así lo considera el comisario de la muestra y conservador del Centro Pompidou de París Clément Chéroux, para quien el conocido como "ojo del siglo" y testigo clave de la historia del siglo XX, tuvo su gran fuerza "en haber sido artista, con gran calidad plástica, y, a la vez, un gran reportero, que documentó la realidad".

Organizada en colaboración por la Fundación Mapfre junto al Centro Pompidou de París y la Fundación Henri Cartier-Bresson, la exposición se ha exhibido en París y tras su paso por Madrid viajará a Roma y México.

Con más de 300 fotografías, alrededor de 100 documentos y dibujos, cuadros, y películas, no se trata de una exposición más sobre Cartier-Bresson por varios motivos.

Además de ser la primera retrospectiva que se organiza tras la muerte del fotógrafo hace diez años, en ella se han cuestionado algunos de los mitos que le rodean.

Chéroux ha investigado durante años en los archivos de Cartier-Bresson para organizar una retrospectiva diferente a las anteriores "que se empeñaban en mostrar una unidad y una coherencia en su obra, como si hubiera una igualdad en su trayectoria".

Durante 70 años dedicados a la fotografía "esta fue evolucionando y cambiando, por lo que la exposición trata de mostrar que no hay un único Cartier-Bresson sino varios y así se puede contemplar".

En sus inicios, a finales de los años veinte, es un joven que se busca así mismo y hace fotos siguiendo el sentido de la época. Además, desde muy niño empezó a pintar cuadros en los que se evidencia la influencia de Paul Cézanne.

"Luego conoció al grupo de los surrealistas y absorbió su estética y este es el primer momento importante de la exposición", comentó el comisario, que en este primer bloque ha incluido también testimonios de sus primeros viajes.

REGRESO DE LOS EE UU

El segundo momento fundamental es el que revela el compromiso político de Cartier-Bresson, desde su regreso de los Estados Unidos en 1936 hasta que volvió a Nueva York en 1946.

"Su compromiso con el comunismo era real y algunos de los panfletos políticos firmados por él que aquí se presentan así lo atestiguan", según Clément Chéroux. También lo hace el hecho de que participara con regularidad en las actividades de la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios y que trabajara para la prensa comunista.

Ese compromiso político le llevó al cine, al considerar que ese medio tenía mayor impacto que la fotografía. Colaboró con Jean Renoir y en 1937 vino a España a filmar la Guerra Civil y rodó "Victoria de la vida", un documental sobre la acción que la Central Sanitaria Internacional estaba desarrollando.

"Es uno de los documentales más bonitos que rodó", en opinión del comisario, quien ha situado el tercer momento importante de la exposición en la fundación de la Agencia Magnum, en 1947, por parte de Cartier-Bresson, Robert Capa, David Seymour, George Rodger y William Vandivert.

La agencia se convirtió rápidamente en una de las referencias mundiales en materia de reportajes gráficos de calidad.

TESTIGO DE EXCEPCIÓN DEL SIGLO XX

Este bloque centrado en su actividad como reportero realista llega hasta los años setenta y, junto a la época surrealista y la comunista, permite reflejar esa voluntad "de mostrar que hay varios Cartier-Bresson".

Para confeccionar este discurso ha sido fundamental plantear un recorrido cronológico, algo que a Cartier-Bresson no le gustaba y que nunca permitió en vida.

"Hasta ahora se presentaba su obra en bloques geográficos como los dedicados a México, España, Cuba o China. Nosotros hemos preferido dar esa visión histórica que nunca se había planteado", afirmó el comisario, quien también tomo la decisión de que todas las imágenes exhibidas fueran "vintage", es decir copias de la época.

"Hasta su fallecimiento, cuando se hacía una retrospectiva sobre él todas las impresiones eran de unos meses antes. Eso hacía que fueran iguales, con el mismo tamaño y las mismas características. Por ello presentamos solo fotos de la época, lo que permite también observar su evolución, con unas impresiones que tienden a ampliarse y en las que van aumentando los contrastes".

Cartier-Bresson, quien a partir de los años setenta no se dejaba fotografiar, "fue uno de los grandes testigos del siglo XX y en la exposición se cuentan historias del siglo XX a través de la historia de Cartier-Bresson".