De tapas literarias en honor a Cervantes

'Sancho Panza', 'La vida es sueño' y 'Francisco de Quevedo' son los nombres de algunas de las 35 tapas literarias que podrán degustarse en el madrileño barrio de Las Letras del 14 al 24 de enero con motivo del IV centenario del fallecimiento del escritor Miguel de Cervantes.

'Gastroletras' propone un recorrido gastronómico y literario en el que los establecimientos participantes han buscado su fuente de inspiración en obras de la literatura clásica y contemporánea para componer sus creaciones.

Con esta iniciativa, la asociación de empresarios de hostelería de la Comunidad de Madrid La Viña quiere rendir homenaje a la figura de Cervantes y a otros grandes literatos que habitaron las calles del barrio de Las Letras cuando se cumplen 400 años después de la muerte del autor de El Quijote.

"Nos ha parecido una oportunidad para unir gastronomía con cultura", ha explicado a Efe el director general de La Viña, Juan José Blardony.

De hecho, según comenta, la mayoría de las tapas están centradas el Siglo de Oro español (el XVII), en el que las alusiones a la alimentación eran bastante frecuentes en las obras literarias, ya que fue un momento histórico en la que "se pasó mucho hambre en España".

Entre los autores y obras de esta época dorada de las letras españolas "transformados" en tapa destaca Calderón de la Barca con 'La vida es sueño', un mollete de pan relleno de salmorejo con dados de jamón y queso, y 'Amor, honor y poder', un ceviche de mejillones inspirado en el tiempo en el que el autor estuvo en Flandes, donde se aficionó a este producto.

Los madrileños y turistas que se paseen a partir de este jueves por el barrio de Las Letras también podrán degustar la tapa de callos 'Lope de Vega', en honor a otro de los grandes dramaturgos del Barroco, o 'Pernil presuto', que recibe el nombre del famoso jamón ibérico del Siglo de Oro.

Una chistorra de Arbizu braseada es el centro de la creación 'Francisco de Quevedo', mientras que el manuscrito 'Chacón' de Luis de Góngora adopta la forma, textura y sabor de un solomillo de cerdo a la parrilla con cebolla confitada y compota de manzana.

Entre tantas estrellas de la literatura sobresale el nombre de Cervantes, al que los hosteleros madrileños han convertido en el protagonista absoluto de esta ruta gastronómica, con un total de seis tapas, la mayoría de ellas basadas en 'El Quijote'.

'Sancho Panza' (carrillera de cerdo ibérico con ciruelas pasas), 'Duelos y quebrantos', 'Codorniz feliz de las bodas de Camacho' o una ensaladilla rusa de langostino marinado denominada 'Miguel de Cervantes' son algunas de ellas.

Cervantes residió en Madrid desde 1608 hasta su muerte, en 1616, y fue precisamente en el barrio de Las Letras donde habitó y donde recientemente se hallaron sus restos, conservados durante siglos en el convento de las Trinitarias.

Si avanzamos en el tiempo, encontraremos tapas inspiradas en obras del siglo XVIII como 'El rastro por la mañana' de Ramón de la Cruz, hecha de tripas, pata y morro de ternera con chorizo y morcilla ahumados, y otras en fragmentos de poemas del siglo XX como 'Caminante no hay camino', de Antonio Machado, con pan, tocino, chorizo, pimentón y uvas.

Otro de los grandes escritores de la Generación del 98, Benito Pérez Galdós, cuenta con dos tapas en 'Gastroletras', donde también hay hueco para creaciones inspiradas en autores extranjeros.

'Odisea', del poeta griego del Homero (una gamba pelada y calamar rebozados en huevo y harina con salsa césar), la hamburguesa 'Julieta' de William Shakespeare pasando y 'Mafalda', un milhojas de pan con sabor argentino en honor al creador de este famoso personaje de cómic, Quino, son algunos ejemplos.

Los establecimientos que participan en la ruta de tapas (con un precio fijo de tres euros con una bebida a elegir entre una cerveza o una botella de agua) se puede consultar en la página web saborea-madrid.com y en los folletos que se distribuirán en los comercios de la zona.

Además de mucho picoteo, 'Gastroletras' ofrecerá actividades culturales gratuitas como cuentacuentos, exhibiciones de esgrima y un concurso de microrrelatos que deberán estar basados en gastronomía para tratar de emular en tan solo cinco líneas a las grandes plumas del Siglo de Oro.