Antonio Vega, que tenía apellido de astro, gustaba de llamarse ciudadano del universo, un modo de expresar que este mundo se le quedaba pequeño, como recuerda de viva voz en un documental que desnuda el plano más íntimo de aquel ícaro que nació para subir y subir cerca del sol, aún a costa de la caída.
"Le pasa a los muy sensibles y creativos, no es casualidad que grandes genios hayan caído en la heroína. El mundo es muy difícil de sobrellevar a veces, sobre todo para quien tiene una mirada limpia y se topa con cosas. Hace que sigan mirando hacia arriba como un niño. Él nunca perdió esos ojos de asombro", ha destacado a Efe Paloma Concejero, directora de Antonio Vega. Tu voz entre otras mil.
El hijo de los señores de Vega nació en Madrid tras solo siete meses y medio de embarazo el 16 de diciembre de 1957, en el seno de una familia numerosa, y su vida entera estuvo marcada, primero, por su pasión por las alturas (era aficionado a la escalada, al cosmos, estudió Arquitectura y a punto estuvo de asistir a la Escuela Nacional de Aeronáutica).
La otra pasión fue la música. Era tan pequeño para tocar la guitarra que aprendió a tocarla de oído "espiando a sus hermanos". En pleno servicio militar, una tarde en la playa de la Malvarrosa de Valencia, compondría Chica de ayer, antes de dar vida entre 1978 y 1988 a Nacha Pop junto a su primo Nacho García Vega.
El filme, que recrea todo aquello, se estrena el 12 de mayo en el Cine Proyecciones de Madrid con el objetivo de arrojar"luz sobre una faceta personal más o menos opaca, recuperando testimonios suyos y, sobre todo, los de personas que habían callado hasta ahora y que compusieron su constelación vital, como sus familiares.
"Les hicimos entender la necesidad de que no quedara desdibujada su figura para el gran público de este país que, más allá de sus seguidores, piensa que era un heroinómano que tocaba la guitarra", explica su autora, que ha dedicado 5 años de su vida a este proyecto.
Las tres horas de conversación grabadas con Mariluz Tallés, la madre del músico, constituyen sin duda uno de los grandes valores. "Una señora fantástica, con magia y una gran capacidad de transmitir optimismo", destaca.
"Antonio era su ojito derecho, se parecía mucho a ella físicamente y entre ellos siempre hubo un tira y afloja", opina la realizadora sobre quien constituye un eje central de la trama hasta el que es, probablemente, el clímax emocional del documental.
Ella es la tercera mujer importante en la vida de Vega, junto con Marga del Río, su segundo gran amor, a la que perdió en plena madurez por una encefalitis bacteriana y a la que dedicaría "3.000 noches con Marga" (2005), y Teresa Lloret, la mujer con la que se casó.
"Sabía elegir a las personas que ponía a su lado y en concreto a las mujeres", afirma Concejero, que compartió muchas horas de confidencias con Lloret, cuya "generosidad" e importancia reivindica.
Concejero conoció a Vega como periodista y además fue admiradora suya, aunque considera que no le ha podido esta faceta en un documental en el que "ha borrado lo gratuito y ha entrado donde se podía arrojar luz sobre el personaje", sin obviar sus problemas con las drogas, pero sin recrearse en el morbo.
"¿Cómo voy a dedicar yo cinco años de mi vida a contar algo que ya se ha dicho mil veces?", reclama, antes de rememorar que hubo quien llegó a insultarla porque pensó que haría "algo amarillo". En su lugar, puso el acento en lo que para ella son certidumbres, esto es, que "Vega era un poeta, un genio, un aventurero que decidió ser fiel a un sentimiento profundo".
Por contra, aporta testimonios encontrados que dejan abiertas de forma consciente tres grandes cuestiones: la identidad de la persona que llevó al músico al mundo de las drogas, los motivos de la disolución de Nacha Pop y, por supuesto, quién era la Chica de ayer.