Banco de España reduce el crecimiento del PIB al 2,7 % en 2016 y el 2,3 % en 2017
El Banco de España avanza que la economía creció el 0,7% entre enero y marzo
El empleo seguirá creciendo y la tasa de paro se situará ligeramente por encima del 18% a finales de 2017
El Banco de España ha adelantado hoy que la economía española creció el 0,7 % en el primer trimestre del año, lo que supone una desaceleración de una décima respecto al avance registrado en el último trimestre de 2015 (0,8 %). En su último boletín económico mensual, la entidad destaca que el "ligero deterioro" de la actividad se ha producido conforme ha avanzado el trimestre y ha sido de una magnitud similar a la observada en el conjunto de la zona del euro.
En lo que respecta al mercado de trabajo, explica que la evolución reciente de las afiliaciones a la Seguridad Social muestra un "notable dinamismo" del empleo, que ha crecido el 0,6 %, igual que el trimestre precedente.
La contribución del sector exterior ha sido nula, con lo que el crecimiento del PIB ha sido aportado en su totalidad por la demanda nacional, gracias al buen comportamiento del consumo y la inversión de familias y empresas que se ha apoyado en el tono favorable de las condiciones financieras En particular, la entidad señala que la renta de los hogares se ha visto fortalecida por la caída del precio del petróleo y el crecimiento del empleo, entre otras cosas, mientras que la inversión empresarial se sostiene por las perspectivas favorables de demanda final.
RECORTA EL PIB DE 2016 HASTA EL 2,7%
El Banco de España ha recortado una décima la previsión de crecimiento del PIB para este año, hasta el 2,7%, por debajo del 3% que pronostica el Gobierno, por la revisión a la baja del crecimiento mundial, por la apreciación del euro y por el descenso de las cotizaciones bursátiles. Para 2017, estima un incremento del 2,3%, de acuerdo con sus nuevas proyecciones macroeconómicas de la economía española.
La autoridad monetaria destaca que España prolongará su actual periodo expansivo a lo largo de 2016 y 2017, aunque a menor ritmo que el observado durante 2015, cuando el PIB creció un 3,2%, por la "pérdida de fuerza" de algunos factores que han impulsado recientemente el avance de la economía, como las sucesivas bajadas del precio del petróleo, la depreciación del tipo de cambio del euro, la moderación de los costes de financiación o el tono más expansivo de la política fiscal durante 2015.
En este contexto, el Banco de España afirma que el balance de riesgos de este escenario ha empeorado "apreciablemente" en los
últimos meses y, en clave interna, advierte de que las dudas acerca del curso futuro de las políticas económicas podrían incidir "negativamente" en las decisiones de gasto de los agentes privados, especialmente si la actual situación de "incertidumbre política" se prolongase en el tiempo.
Para la institución presidida por Luis María Linde, reducir la incidencia de estos riesgos requiere priorizar tanto la culminación del proceso de consolidación fiscal, que resulta "esencial" para mantener la confianza, como perseverar en la aplicación de las reformas estructurales que reduzcan las vulnerabilidades de la economía española y permitan mejorar su capacidad de crecimiento futuro.
En el ámbito externo, pone el acento como riesgos a la baja en las recientes tensiones en los mercados financieros internacionales y en las debilidades a que se expone el crecimiento mundial y, en particular, en la fragilidad de algunos mercados emergentes. Asimismo, destaca que la intensificación de las tensiones geopolíticas en diferentes áreas representa una fuente adicional de riesgo para la economía mundial.
EMPUJE DE LA DEMANDA INTERNA
A pesar de todas estas incertidumbres, el Banco de España prevé un crecimiento del PIB del 2,7% este año, con un perfil ligeramente decreciente a lo largo del ejercicio, y estima que en el primer trimestre la economía española habría crecido un 0,7%, una décima menos que el 0,8% del trimestre precedente y en línea con la estimación del Ejecutivo.
A lo largo de 2016 y 2017, prevé que la expansión del PIB seguirá apoyándose en la demanda nacional, si bien sus componentes experimentarán una cierta moderación. El consumo de los hogares mantendrá un ritmo de avance elevado, apoyado en la buena evolución esperada del empleo y en algunos elementos de carácter transitorio como las recientes caídas del precio del petróleo, si bien la "pérdida de intensidad" de algunos factores temporales determinarán que el consumo se ralentice.
El Banco de España también espera una moderación de la inversión empresarial debido al debilitamiento de los mercados exteriores y al fortalecimiento del euro, así como de la demanda de las administraciones públicas, que moderará su crecimiento, en contraste con el elevado incremento mostrado en 2015, que ha llevado a elevar el déficit público hasta el 5,16% del PIB.
MODERACION DE LAS EXPORTACIONES
En cuanto al sector exterior, las exportaciones registrarán una "cierta pérdida de empuje" en el corto plazo, en línea con la evolución de los mercados exteriores, que se revertirá a finales de este año y a lo largo de 2017. Las importaciones, por su parte, vendrán determinadas por la evolución de la demanda interna, en un contexto en el que no se aprecia que se haya producido aún un proceso de sustitución de bienes de producción extranjera por otros de producción nacional.
En el mercado de trabajo, resalta que se continuará creando empleo ambos años a tasas elevadas en comparación con el crecimiento del PIB, en un entorno en el que los costes laborales aumentarán de forma muy moderada. Así, la creación de empleo, junto con el crecimiento modesto de la población activa, permitirá que la tasa de paro se sitúe ligeramente por encima del 18% a finales de 2017.
Por último, el Banco de España prevé una tasa media de inflación del 0,1% este año (0,8 puntos básicos menos que en la previsión anterior), con una senda que estará condicionada por la trayectoria del precio del petróleo, de modo que, a falta de nuevas perturbaciones, los precios comenzarán a repuntar en la segunda mitad de 2016 hasta registrar una tasa media del 1,6% en 2017.
No obstante, afirma que los riesgos de la inflación se inclinan también "moderadamente a la baja" en el caso de que se materialice un escenario de crecimiento global más desfavorable, si bien también admite que estas previsiones pueden estar infraestimando el impacto positivo de las acciones de política monetaria adoptadas recientemente por el BCE.
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