El Banco de España considera que el impulso de las energías renovables puede suponer una gran oportunidad para España en su condición de segundo país de la UE en potencial de producción eólica y primero de energía solar, pero también entraña riesgos de que se produzcan “tensiones de precios” y “cuellos de botella”, así como variaciones acusadas en el mercado de trabajo.
El banco emisor publicó este miércoles un informe titulado ‘España y la UE frente a la crisis energética: ajuste a corto plazo y retos pendientes'.
La autoridad monetaria prevé que la transición energética provocará “un incremento sustancial de la demanda de algunas materias primas muy específicas”.
“En ausencia de ajustes por el lado de la oferta, esta mayor demanda de determinadas materias primas podría ocasionar tensiones en los precios, conducir a la aparición de cuellos de botella y generar nuevas dependencias externas para la UE”, indica el documento.
El supervisor bancario advierte asimismo de que la transición hacia una economía más verde y sostenible “podría provocar cambios muy marcados en la demanda laboral”, y pronostica que será preciso el desarrollo de mejores infraestructuras de interconexión energética entre los Estados miembros de la UE.
En el informe, la entidad que dirige Pablo Hernández de Cos indica que pese a que la UE ha promovido en los últimos tres lustros el incremento de las interconexiones energéticas entre los distintos Estados miembros, estas son aún incompletas, la integración del mercado de gas natural a escala europea se encuentra limitada por las infraestructuras existentes y la capacidad de interconexión eléctrica entre países es muy desigual.
En la comparativa europea, el banco resalta la existencia de diferencias muy significativas en el proceso de traslación de los cambios de los precios mayoristas de la electricidad a los precios minoristas, y también observa que una proporción considerable de los precios energéticos pagados por los consumidores son impuestos y otros conceptos regulados, cuyo peso difiere de manera apreciable entre las distintas economías europeas.
El informe elogia la capacidad de los Estados de la UE para ajustar a la baja su demanda energética a raíz de la guerra de Ucrania pero apunta que determinados factores coyunturales que han favorecido estos ajustes “podrían revertirse en los próximos trimestres”.
Además, si estas dinámicas de ajuste se consolidaran, previsiblemente el consumo de energía en la UE seguiría reduciéndose, “pero sería a costa de una pérdida significativa, y posiblemente estructural, en su tejido industrial”.
En cuanto a la exposición de las familias españolas al encarecimiento de la energía, el banco dice que es especialmente acusada entre los hogares de rentas más bajas, e indica que la capacidad de los hogares para adaptar su demanda energética a corto plazo ha sido relativamente limitada, tanto históricamente como en la coyuntura actual.