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El producto interior bruto (PIB) registró una variación del 0,5% en el segundo trimestre de 2023, lo que supone una décima más que el dato adelantado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, el crecimiento económico continúa con su desaceleración y pierde una décima con respecto al primer trimestre, cuando creció un 0,6%.

En términos interanuales, el PIB ralentizó su avance al 2,2%, frente al 4,2% del trimestre precedente. A pesar de esta frenada, esta cifra es cuatro décimas más que la adelantada por Estadística en julio, por lo que la economía se habría comportado mejor de lo esperado.

Entre abril y junio de este año, la contribución de la demanda nacional al crecimiento interanual fue de 2,3 puntos, ocho décimas más de lo esperado, mientras que la demanda externa fue negativa y restó 0,1 puntos al crecimiento económico.

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Las exportaciones de bienes y servicios cayeron en este contexto un 0,8%, lo que supone una bajada de 10,4 puntos menos en comparación con el trimestre anterior. Asimismo, las importaciones de bienes y servicios se redujeron un 0,4% respecto al mismo trimestre del año anterior, 2,3 puntos menos que en el primer trimestre.

EL GOBIERNO LO CELEBRA

Desde el Ministerio de Asuntos Económicos acogieron con satisfacción estos datos, y presumieron de que la economía española “mantiene” su “dinamismo, solidez y resiliencia”, lo que es “especialmente significativo en un contexto de elevada incertidumbre internacional y subida de tipos de interés”.

“España es la economía europea con mayor crecimiento y menores niveles de inflación durante el último año; este buen comportamiento diferencial se va a mantener en este 2023 según las previsiones más recientes”, añadieron desde la cartera dirigida por Nadia Calviño.