El Tesoro Público, organismo dependiente del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, captó 1.991,61 millones de euros en la última subasta del año en la que ofreció Letras a 3 y 9 meses y elevó el coste de las segundas.
El Tesoro se había marcado un objetivo de captación que oscilaba entre los 1.500 y los 2.500 millones. La demanda de los inversores alcanzó los 4.807,47 millones, con lo que más que duplicó la cuantía adjudicada.
En concreto, en Letras a 3 meses, el Tesoro colocó 536,27 millones a un interés del 3,653%, por debajo del 3,740% de la subasta que celebró el 13 de febrero de este año. En el caso de las Letras a 9 meses, captó 1.455,34 millones con un coste del 3,578%, ligeramente por encima del 3,504% de la subasta anterior.
La próxima semana llegará con la última subasta de marzo, en la que el Tesoro ofertará Bonos y Obligaciones del Estado. El organismo inauguró el mes con una subasta de Letras a 6 y 12 meses, en la que se hizo con 5.117,7 millones a intereses más elevados. Después, el 7 de marzo, captó 6.568 millones en una subasta de Bonos y Obligaciones, con un interés que cayó en todas las operaciones.A principios de año el Tesoro presentó su estrategia de financiación para el 2024, después de cerrar 2023 con una emisión de deuda neta de 65.000 millones de euros, como había previsto, después de que el Gobierno rebajara el cálculo en 5.000 millones respecto a lo previsto inicialmente. Así, el organismo emitirá 55.000 millones de deuda neta en 2024, 10.000 millones menos que el año pasado.
Tras seis años con intereses negativos (en los que los inversores pagaban al Estado por comprar deuda), las Letras volvieron a ofrecer en septiembre del año pasado remuneraciones a los inversores, aunque muy modestas, del 0,027%. Se experimentó entonces un pequeño incremento del importe en propiedad de las personas físicas (+10,2%), hasta los 1.079 millones.
Esta tendencia se acentuó con el paso de los meses como consecuencia de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE). El organismo dirigido por Christine Lagarde ha aprobado sucesivas subidas de los tipos de interés hasta el 4%, cota en la que ha hecho una pausa. Este encarecimiento del dinero conllevó un incremento de la rentabilidad de la deuda soberana y, asimismo, un crecimiento exponencial de la inversión minorista.