España es el país de la OCDE donde más se ha reducido el empleo juvenil entre 2007 y 2015, lastrado por el elevado fracaso escolar y los diferentes tipos de contratos. Estas son algunas de las conclusiones del informe "Panorama de la Sociedad" publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que en esta edición se centra en los alrededor de 40 millones de jóvenes de 15 a 29 años desempleados y fuera del sistema educativo en sus 34 países miembros.
Eso supone un 14,6 % de ese grupo de edad en 2015, un porcentaje de los llamados "nini" que encubre enormes diferencias entre los mínimos del 6,2 % en Islandia y del 7,8 % en Holanda y máximos del 29,8 % en Turquía, del 26,9 % en Italia, del 24,7 % en Grecia, del 22,7 % en España, del 22,1 % en México y del 18,8 % en Chile.
En España los "nini" experimentaron un vertiginoso aumento de 10 puntos porcentuales durante la parte más dura de la crisis, desde 2007 hasta 2013, cuando se alcanzó un máximo del 26 %, a causa de una destrucción masiva de puestos de trabajo que afectó muy en particular a jóvenes que no tenían estudios y trabajaban en sectores como la construcción. El hecho es que la tasa de "ninis" descendió en los dos años siguientes hasta el 23 % en 2015 (el último año con datos disponibles), una evolución que el responsable del informe, Stéphane Carcillo, vinculó con los vaivenes extremos que se producen en el mercado laboral español por su "dualidad".
Carcillo precisó que esa dualidad permite una rápida destrucción de puestos de trabajo en momentos de crisis, que perjudica sobre todo a las personas con contratos temporales (en buena medida jóvenes), muy flexibles, donde también se crean rápidamente en tiempos de bonanza, y añadió que a largo plazo ese modelo no contribuye a consolidar el empleo.
Como en otros países, el porcentaje de "ninis" es netamente superior (32 % en 2015) entre los jóvenes nacidos en el extranjero, es decir esencialmente inmigrantes.
La OCDE señala que España fue el único de sus Estados miembros en los que el empleo juvenil cayó más del 50 % entre 2007 y 2014, seguido de Grecia e Irlanda (en ambos más del 40 %) y luego Portugal, Eslovenia e Italia (más del 30 %).
Los que tenían un nivel de instrucción bajo (no habían superado el primer ciclo de secundaria) supusieron alrededor de 25 puntos porcentuales de esa caída, es decir en torno a la mitad del total, mientras el resto se lo repartieron a partes iguales los que tenían estudios superiores y los de nivel de instrucción medio.
Una parte de la explicación reside en que España aparece en cola del conocido como el "club del mundo desarrollado" por su tasa de fracaso escolar en el grupo de entre 25 y 34 años: un 39 % entre los hombres (frente a una media ligeramente superior al 15 % en la OCDE) y un 28 % entre las mujeres (frente al 12-13%) no habían completado el segundo ciclo de secundaria.
Los autores del estudio hicieron notar que los resultados de los jóvenes españoles son "relativamente mediocres" si se comparan con el conjunto de la OCDE en lo que se refiere a competencia en lectura (18 %) y en matemáticas (23 %).
Y eso pese a que ha habido progresos respecto a las personas de las generaciones anteriores con edades de entre 30 y 54 años.
Carcillo estimó que el elevado nivel de pobreza juvenil en España (casi el 20 %) tiene que ver sobre todo con el paro en ese grupo de edad. En el conjunto de la población española, la pobreza es del 16 %, casi cinco puntos más que la media de la OCDE.
La peculiaridad española a ese respecto es que la fractura entre la pobreza de los niños (23,4 %) y la de las personas mayores (5,5 %) es superior a la de cualquier otro miembro. Para afrontar el problema del desempleo juvenil, la organización recomienda en primer lugar luchar contra el fracaso escolar con las recetas que ofrecen países nórdicos donde hay intercambios intensos entre los servicios sociales y los centros escolares para actuar cuando se detecta absentismo escolar y evitar que acabe en abandono de estudios.
El objetivo es situar a los jóvenes que corren el riesgo de descolgarse en proyectos de empleo o de aprendizaje. Carcillo indicó que un 15 % de los jóvenes en Alemania están cubiertos por el aprendizaje, cuando en España son sólo el 4 %.