Una estación de compresión de gas en Mallnow, Alemania | EFE
(Actualizado

Mientras Bruselas ultimaba este último mes su plan para salvar el invierno de un posible corte total en el suministro de gas por parte de Rusia, varios países adoptaban medidas destinadas a esquivar el desabastecimiento energético.

El paquete de medidas de la UE fue finalmente presentado este miércoles. Bajo el nombre 'Ahorra gas para un invierno seguro', los Veintisiete instan a los gobiernos a reducir un 15% el consumo de gas limitando la calefacción y el aire acondicionado en edificios públicos.

Tras diez días de expectación por el corte del flujo de gas a través del Nord Stream 1, buenas noticias para Alemania. Rusia ha anunciado este jueves la reanudación del suministro al país germano tras varias jornadas de parada en el gasoducto por maniobras de mantenimiento.

Debido a la incertidumbre, algunos estados han optado por nacionalizar eléctricas o apostar más por el carbón. Estas son las medidas que han adoptado los países europeos como plan de contingencia:

Francia

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha optado por nacionalizar la principal empresa eléctrica del país, EDF. Un movimiento con el que el Elíseo busca tener el control pleno de la producción de la electricidad hacia el camino de la independencia energética.

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A un lado quedan los planes de cerrar las dos centrales de carbón que funcionaban hasta el pasado invierno, que volverán a ser reactivadas para respaldar a un parque de reactores nucleares afectado por parones de mantenimiento.

Con la mirada puesta en impulsar la energía nuclear para "garantizar la soberanía", el Gobierno de Macron, que habla de "economía de guerra", ya ha anunciado su intención de "negociar un cambio" en el mecanismo de fijación de precios de la electricidad en toda Europa.

Italia

El país aúna esfuerzos para decretar el racionamiento de las energéticas y limitar el consumo tanto de la calefacción como de alumbrado público, entre otras medidas anunciadas por el Gobierno la semana pasada.

Al mismo tiempo, incrementará sus compras de carbón y usará sus centrales para aumentar la producción a partir de agosto. Una medida también de carácter provisional.

Desde hace meses, aplica un impuesto del 25% a los gigantes energéticos con el objetivo de suavizar la inflación. El dinero recaudado irá a parar al paquete de medidas anticrisis, que incluye ayudas a las pensiones y al trabajo.

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Alemania

Trabajando contra reloj para reducir su dependencia del gas ruso, el Gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz ha aprobado recientemente medidas que permiten operar a las centrales de carbón y petróleo, mientras continúa forjando alianzas con los países del Este en materia energética.

La regulación busca ahorrar gas reactivando las centrales de carbón en la reserva y prolongar el funcionamiento de las que debían desconectarse este año hasta la primavera de 2023.

Y es que Berlín tiene razones suficientes para prepararse ante el peor escenario. La semana pasada el país dejó de recibir gas ruso por el gasoducto Nord Stream y poco después la compañía, Gazprom, decía que no podía garantizar "la operación segura" del mismo.

Todo ello ha llevado a Berlín a negociar con proveedores de todo el mundo para garantizar el suministro, especialmente de cara al invierno.

España

En nuestro país, por el momento, se hace un llamamiento a la prudencia. Aunque Pedro Sánchez anunció durante el Debate del Estado de la Nación un impuesto extraordinario a las energéticas españolas, Moncloa insiste en que la posición de España en materia energética es "más halagüeña" con respecto a nuestros vecinos al contar con un suministro más diversificado.

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El ministerio de Transición Ecológica ultima un plan de contingencia para los distintos escenarios posibles y ha reconocido que podría haber ciertas "tensiones" en cuanto a los precios.

Pero rechaza rotundamente la recomendación de los Veintisiete de reducir el consumo de gas un 15% al considerar que la idea "no es necesariamente la más eficaz, ni la más eficiente, ni la más justa".

El Ejecutivo ha descartado por ahora tomar medidas drásticas y no se plantea la nacionalización de empresas del sector energético.

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Bélgica

Bruselas sigue la estela italiana. La ministra de Energía belga anunció la semana pasada un impuesto del 25% sobre los márgenes del resultado bruto de las empresas energéticas ante la subida de precios, que se une al paquete de medidas fiscales aprobadas en marzo.

La medida afectaría a todos los proveedores, productores y comercializadoras de electricidad y gas cuyo margen de beneficio bruto hubiera aumentado en más de 100.000 euros en un solo periodo.

Al igual que Francia, el país busca impulsar la energía nuclear, que recientemente ha sido reconocida como 'verde' por el Parlamento Europeo. Por eso, Bruselas ya anunció que seguirá haciendo uso de sus centrales nucleares durante diez años más de lo que tenía previsto.

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Portugal

Su posición geográfica sitúa a Portugal, al igual que a España, en una situación de ventaja, ya que no depende tanto del suministro de gas natural ruso y sus principales importaciones provienen del norte de África.

No obstante, lidera desde hace años la apuesta por la transición ecológica y busca ser un país exportador de energía.

Cerró su última central a carbón en 2021 y el 60% de la energía eléctrica que consume el país tiene su origen en renovables, tal y como recordaba recientemente su primer ministro, António Costa.

Su Gobierno ha hecho un llamamiento a que la UE siga la estela lusa en materia energética "para no financiar a Vladimir Putin".

El país ya aprobó a principios de año un paquete de ayudas extraordinarias para paliar los efectos de la subida en la factura de la luz y sacó junto a España la llamada "excepción ibérica", que ha permitido rebajar el precio de la electricidad.