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Los líderes europeos han dado hoy un salto adelante en la consolidación fiscal de la eurozona con el que esperan devolver la confianza en la deuda soberana, tras haber reforzado sus fondos de rescate y zanjado la opción de que los inversores privados puedan participar en reestructuraciones.

"Reafirmamos con claridad que las decisiones adoptadas sobre la deuda griega en julio (cuando se pactaron quitas voluntarias del 50 %) tienen un carácter único y excepcional", reza la declaración conjunta de los jefes de Estado o de Gobierno de la eurozona emitida hoy.

Con ella se apaga el fuego avivado hace más de un año con las declaraciones de la canciller alemana, Ángela Merkel, en Deauville, consideradas como fundamentales para la escalada de las primas de riesgo de países como España por encima de los cuatrocientos puntos básicos.

El 18 de octubre de 2010 la canciller afirmaba que "habrá que revisar los tratados para que en el caso de que se produzca una nueva crisis, estén asociados los acreedores privados", ya que "cada cual tiene que asumir sus responsabilidades".

Hoy Merkel ha reconocido que aquel paso "ha contribuido de alguna manera a la incertidumbre", pero ha insistido en que existían "preocupaciones importantes" sobre la posibilidad de que Grecia tuviera que sufrir una reestructuración, por lo que sus palabras "en el fondo" fueron "correctas".

Según el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, haber zanjado este episodio es el punto más importante del acuerdo logrado hoy.

"La luz, aunque sea todavía lejos, se ve al final, y el primer paso es la recuperación de la confianza", ya que "si la presión sobre la deuda permanece indefinidamente, la recuperación económica, clave para el empleo, será mucho más difícil" ha dicho el jefe del Ejecutivo en funciones tras su último Consejo Europeo.

La Federación Bancaria Europea (EBF, por sus siglas en inglés), ha considerado también "crucial" que se remarque la excepcionalidad de la medida.

Otro de los elementos para contribuir a la confianza es la combinación de los fondos de rescate temporal y el permanente durante un año para crear un verdadero cortafuegos contra la crisis, aunque se haya descartado la idea de que el segundo pueda recurrir al Banco Central Europeo (BCE).

Los líderes europeos acordaron adelantar la entrada en vigor del fondo permanente de rescate (MEDE) a julio de 2012 y mantener a la vez el fondo temporal (FEEF) hasta mediados de 2013, con lo que ambos instrumentos se solaparían durante aproximadamente un año.

El FEEF cuenta con una capacidad de intervención de 250.000 millones de euros si se descuentan los 190.000 millones que ya han sido comprometidos para sufragar los gastos de los rescates a Grecia, Portugal e Irlanda.

El MEDE, por su parte, tiene una capacidad de intervención de 500.000 millones de euros, monto que será revisado en marzo de 2012.

Todo esto se ha conseguido a pesar de tener que aceptar una división para poder adoptar las nuevas normas sobre disciplina presupuestaria de la zona euro, ante la negativa del Reino Unido a participar con un tratado de toda la UE.

Pero para el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, el acuerdo de disciplina presupuestaria alcanzado por la eurozona junto con al menos otros seis países de la UE "se acerca bastante a un buen pacto fiscal".

En cuanto a los eurobonos, si bien no hubo un acuerdo ante la persistencia de la oposición de Alemania y Holanda, sí se determina que los presidentes del Consejo Europeo, la CE y el Eurogrupo elaboren un informe para la cumbre de junio de 2012.