El Gobierno cree que las altas tasas de inflación se mantendrán durante todo 2022 y que el fenómeno no sea "tan transitorio" como se preveía en un principio, debido principalmente a unos precios de la energía que siguen disparados por la guerra en Ucrania.
Así lo ha avanzado este jueves la vicepresidenta primera del Ejecutivo, Nadia Calviño, quien ha insistido en que el ataque ruso tiene consecuencias económicas de calado para España pese a que es uno de los países europeos con menor exposición directa al conflicto: "Puede haber una ralentización de la recuperación y un impacto claro en los precios".
"Ya llevamos bastante tiempo viendo un alza del precio de la energía, que ya estaba anticipando esta agresión. Ayer por primera vez en la reunión del Ecofin las instituciones señalaron que creen que esta subida de los precios no será tan transitoria como pensábamos, que en principio se va a mantener durante todo el año", ha explicado en una entrevista al programa "Espejo Público".
La también ministra de Asuntos Económicos ha apuntado que su preocupación no es tanto por las elevadas cifras en las que se mueve la inflación como por sus "causas subyacentes", en alusión a la energía, un factor que resta competitividad a España y que penaliza a hogares y empresas a través de la factura de la luz.
En este sentido, ha recordado las medidas del Gobierno para "amortiguar" este impacto en el consumidor y ha abogado por conseguir a nivel comunitario "desacoplar" el precio del gas del de la electricidad en los mercados mayoristas.
Preguntada por la posibilidad de acometer las infraestructuras necesarias para que España pueda enviar gas desde sus plantas regasificadoras al resto del continente -abordando la interconexión en los Pirineos-, Calviño ha incidido en que se trata de una inversión "que no se hace de la noche a la mañana" y que de momento el Ejecutivo está centrado en medidas "a corto plazo".
En un contexto de alta inflación como el actual, la ministra ha considerado que sería clave que patronal y sindicatos llegaran a un "pacto de rentas" en el que se acuerde la subida de los salarios pero también "la evolución de los beneficios y dividendos empresariales" para no entrar en una espiral inflacionista.