El Foro Económico Mundial vuelve a celebrar su conocida reunión anual en Davos, a la que acuden nuevamente en persona los líderes políticos y los ejecutivos que mueven la economía global, en una apuesta por entender cómo actuar en un contexto de crisis económica, alimentaria y geopolítica simultáneas.
Se trata de un retorno a Davos casi dos años y medio después de su última edición, que en enero de 2020 marcó su medio siglo de existencia, cuando nadie imaginaba que en pocas semanas el mundo estaría inmerso en una pandemia que obligó a optar en 2021 por un Foro de Davos virtual.
El FMI pide recuperar la confianza
Ante esta reunión el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha urgido a los estados que adopten medidas para restaurar la confianza y evitar la fragmentación geoeconómica, en un contexto en el que la economía se enfrenta "quizás" al mayor reto desde la Segunda Guerra Mundial.
En un informe presentado este lunes, cuando arranca en Davos (Suiza) el Foro Económico Mundial, el FMI ha pedido a los Estados que den prioridad a cuatro medidas para restaurar la confianza mundial: la reducción de barreras comerciales; promover acuerdos sobre la deuda de países vulnerables; modernizar los sistemas de pago transfronterizos; y afrontar la transformación hacia la energía verde.
2.500 líderes mundiales se citan en Davos
En un momento en el que la crisis del coronavirus se ha solapado con la Guerra de Ucrania, 2.500 líderes mundiales se dan cita desde este lunes en un foro, en el que el FMI ha hecho público un informe, firmado entre otros por la directora gerente, Kristalina Georgieva, en el que se explica por qué la comunidad internacional debe resistir ante la fragmentación geoeconómica y cómo.
Hasta ahora con la invasión de Ucrania por Rusia 30 países han restringido el comercio de alimentos, energía y productos básicos, según los datos del fondo, que ha advertido del coste enorme que puede suponer para los estados esta desintegración.
Sánchez presenta sus planes económicos
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, expondrá en Davos los proyectos que está desarrollando su Ejecutivo para favorecer la economía española y que considera un acicate para la inversión en diversos sectores y, de forma especial, en el de los microchips.
En la confianza pretende insistir ahora, según fuentes gubernamentales, pese a que como en el resto de países, en España han hecho mella las consecuencias económicas y sociales de la covid-19 y las de la guerra en Ucrania.
La idea central de sus intervenciones públicas y reuniones con líderes empresariales y políticos durante sus tres días de presencia en Davos (del 23 al 25 de mayo) es que España ofrece un gran potencial para la inversión.Se volcará especialmente en hacer ver ese potencial en un ámbito como el de los microchips, ya que considera que España puede convertirse en un importante centro de diseño y fabricación de estos componentes.
Un asunto de especial relevancia debido al problema que se está viviendo por la escasez de semiconductores y que están afectando a diversos sectores industriales como el del automóvil.
Para exponer los planes de España en este ámbito, además de referirse a ello en alguna de sus intervenciones en los actos del foro, Sánchez mantendrá reuniones con los consejeros delegados de cuatro empresas de referencia en el sector: Intel, Qualcomm, Micron y Cisco.
Reuniones en multi crisis simultáneas
En tiempos normales, Davos es el primer encuentro internacional del año - el único capaz en reunir en discusiones y encuentros informales a presidentes, ministros y otras autoridades con inversores, empresarios y activistas de los derechos humanos, laborales, del medio ambiente personajes de la cultura y periodistas - y suele fijar las pautas de lo que puede esperarse para el resto del año.
Este año, el Foro de Davos se ha retrasado, pero ha ganado en oportunidad ya que se celebra en un contexto de multicrisis simúltaneas: geopolítica y alimentaria por la guerra en Ucrania y en medio de una profunda incertidumbre sobre sus repercusiones en la economía mundial y en la lucha contra el cambio climático.
Los temas prioritarios
Las perspectivas en el sector de la energía, puesto a prueba por el aislamiento de Rusia y la interrupción del suministro de petróleo a varios de sus clientes habituales, serán abordadas en mesas redondas con responsables de organizaciones, ejecutivos de esta industria y analistas.
Del mismo modo se intentará llegar a conclusiones sobre cómo estabilizar la economía mundial y, en particular, de qué forma podría revertirse la emergencia alimentaria que ya es una realidad en numerosos países, donde la crisis de Ucrania sumada al impacto del cambio climático han hecho que el trigo y otros cereales básicos alcancen precios inasumibles para muchas poblaciones.
Sobre cómo evitar que las temperaturas sigan aumentando por encima del límite fijado de 1,5 grados también se discutirá en Davos, donde asimismo habrá sesiones dedicadas a la preparación para nuevas crisis sanitarias.
Medidas anticovid
Aunque el mundo va dejando atrás la pandemia, los organizadores del Foro de Davos han tomado medidas muy estrictas para impedir contagios de covid-19 entre los 2.500 participantes en esta edición, que deben haber recibido tres dosis (incluido el refuerzo) de alguna de las vacunas reconocidas, así como hacerse un test PCR o antígeno antes de llegar a Davos a recoger sus credenciales.
Las medidas preventivas no terminan allí. Una vez registrados, los asistentes deben acudir dentro de las siguientes 24 horas a algunos de los centros de test instalados por el Foro para hacerse un nuevo test. El incumplimiento de este último paso tendría como consecuencia la desactivación automática de la credencial que abre las puertas a la reunión de los poderosos del planeta.
Presencia virtual de Zelensky y ausencia de Rusia
Una de las estrellas de la reunión estará ausente y se conectará a ésta virtualmente: el presidente de Ucrania, Volodomyr Zelensky, se dirigirá a los invitados del Foro en un discurso inaugural en el que se da por descontado que pedirá la unidad del mundo en torno a su país y que se le ayuda a facilitar una salida diplomática a la guerra.
Sin embargo, en Davos no se repetirán este año históricas negociaciones como las que protagonizaron griegos y turcos en 1986 y evitaron un conflicto en Chipre, o las que protagonizaron Yaser Arafat y Simon Peres en 1994 en torno a las colonias judías en los territorios palestinos ocupados, y ni siquiera habrá un apretón de manos como el que se dieron Nelson Mandela y el presidente de Sudáfrica, Willem de Klerk, en su primer encuentro en el extranjero.
Los directivos del Foro decidieron no invitar a ningún representante del Gobierno ni de empresas rusas. Estos últimos se habían convertido desde hace varios años en anfitriones de algunas de las recepciones más populares que se suelen celebrar en Davos durante la reunión anual del Foro, con caviar y champagne incluidos.
Este año también se notará la escasa presencia de personalidades y hombres o mujeres de negocios de China, para quienes los viajes al exterior siguen siendo un dolor de cabeza en el contexto de las medidas anticovid impuestas por el Gobierno de Pekín.