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(Actualizado

El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha afirmado hoy que la señal que los mercados esperan para salir de la crisis es que la UE sea "un matrimonio como los de antes y no una chapuza de fin de semana". En presencia del propio Aznar, el ministro ha defendido que la UE apueste por una verdadera integración económica, bancaria y financiera y que el Banco Central Europeo (BCE) inyecte más capital y contribuya a resolver los problemas de deuda que arrastran países como España.

García-Margallo ha trasladado este mensaje en su intervención en los cursos de verano que organiza FAES, el centro de estudios que dirige el expresidente del Gobierno José María Aznar, en la localidad madrileña de Navacerrada.

A su juicio, este conjunto ambicioso de medidas darían credibilidad ante los inversores mundiales que ahora dudan del proyecto del euro. "Es la señal que están esperando los mercados de que esto es un matrimonio de los de los de antes, de comunión de vida, y no una chapuza de fin de semana", ha comparado.

Entre las medidas a corto plazo, García-Margallo ha insistido en la necesidad de que el BCE restablezca el crédito para ayudar a las empresas a crecer y crear empleo.

También ha abogado por que esta institución compre deuda soberana de países en apuros con el objetivo de que paguen menos intereses.

García-Margallo ha subrayado que los mecanismos de rescate con los que cuenta la UE no están impidiendo el contagio de la crisis griega.

Para salir de la recesión, además de la estabilidad presupuestaria y las medidas de austeridad, García-Margallo ha considerado fundamental que la UE destine más recursos a inversiones con el fin de favorecer el crecimiento y el empleo.

A medio plazo, ha vaticinado que la unión bancaria y fiscal que se persigue obligará a que "toneladas gigantescas de soberanía pasen de unas manos a otras". "No se puede soplar y sorber al mismo tiempo. Si queremos una integración financiera, presupuestaria, económica y política exige ir pensando en un modelo de distribución de soberanías y competencias completamente diferente al que tenemos", ha explicado.

Ha vuelto a criticar el plan de crecimiento pactado hasta ahora con una dotación de 130.000 millones de euros, cifra que ha considerado una "broma". "Es como si a una gran empresa que no aguanta las cargas financieras le dan un dinerito para renovar la fachada, está muy bien pero no les va a sacar de esa situación", ha comentado.

En su opinión, en el caso de España, esas inversiones no tienen por qué ir destinadas a infraestructuras, al estimar que la red es suficiente por ahora y lo que hay que hacer es pagarla.

Ha manifestado que es prioritario habilitar mecanismos de financiación de la pequeña y mediana empresa para crear empleo.

García-Margallo ha rechazado que se tache de "pecadores" a los países periféricos que están sufriendo más la crisis, mientras que a los más ricos se les califique de "virtuosos".

"Tanto pecamos unos como otros", ha dicho el ministro al recordar que en su día Francia y Alemania también incumplieron las reglas de estabilidad pactadas entre los socios.

García-Margallo ha censurado a las agencias de calificación de deudas, de las que ha dicho que "fallan más que las escopetas de feria".