El primer ministro italiano, Mario Monti, logró que la canciller alemana, Angela Merkel, valorase sus ajustes y reformas, y reconociese la importancia de su país en la resolución de crisis frente a la hegemonía del eje franco-alemán. Tras su primer encuentro bilateral en Berlín, la jefa del Gobierno alemán aseguró que el Ejecutivo italiano ha adoptado rápidamente "medidas extraordinariamente importantes y notables" en materia de consolidación fiscal y de reformas estructurales. "Creo que esto va a fortalecer a Italia y va a mejorar sus perspectivas económicas", aseguró Merkel.
El primer ministro italiano aseguró que con el plan de la tercera mayor economía de la eurozona ya "no hay que temer por Italia", porque su país es consciente de sus "obligaciones" y es capaz de "hacer su parte" en la resolución de la crisis. Agregó que los italianos han mostrado su "madurez" al respaldar mayoritariamente el "duro" programa de ahorro y que ya "no es legítimo" que persista en los mercados la desconfianza ante la capacidad de Italia para afrontar los pagos de su deuda, aunque se mostró seguro de que la prima de riesgo se relajará en los próximos meses.
Además, Monti logró distanciarse cualitativamente de la era Berlusconi y trató de reivindicar el papel de su país entre los grandes de la Unión Europea (EU), junto a las dos mayores economías, Alemania y Francia, respectivamente.
"Vamos a trabajar intensamente para encontrar una solución a la crisis. Alemania, Francia e Italia van a cooperar para encontrar una solución para el conjunto de la UE y sus instituciones", aseguró el primer ministro italiano.
En este sentido, añadió que los Gobiernos de estos tres países presentarán su "posición común" en la cumbre trilateral prevista para el próximo 20 de enero en Roma.
Por su parte, la canciller subrayó que Alemania desea "trabajar estrechamente" también con Italia y que el liderazgo de la lucha contra la crisis de la deuda soberana no es cosa exclusiva de París y Berlín.
En cuanto a los pasos concretos para atajar los problemas financieros de la eurozona, Merkel reiteró lo ya apuntado este lunes, cuando se entrevistó en Cancillería con el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy. Hay "buenas perspectivas" en torno al pacto fiscal, señaló la canciller y agregó que en la cumbre de la UE del 30 de enero se darán "importantes pasos" o, incluso, se firmarán documentos políticos.
Asimismo, concedió que la solución a la crisis no sólo pasa por la consolidación fiscal -el principal caballo de batalla germano-, sino que también precisa políticas que fomenten el crecimiento económico y el empleo, dos asuntos que no preocupan excesivamente en Berlín, pero que ahogan a otras capitales europeas.
Monti apuntó a este respecto que la coyuntura "no pinta muy positiva" a corto plazo, pero instó a los 27 a promover un "crecimiento sano" y no adoptar medidas cortoplacistas que puedan generar inflación y deuda. Indicó que la disciplina fiscal "es la mejor receta" y que las reformas estructurales están "muy arriba" en su lista de prioridades para poner en pie a la economía italiana.
La adopción de un impuesto a las transacciones financieras recibió un jarro de agua fría, ya que Monti abogó por un consenso comunitario -cuando Reino Unido ya se ha negado- y Merkel señaló que no hay acuerdo dentro de su coalición de Gobierno, retractándose de sus palabras del lunes, cuando vio viable implementarlo dentro de la eurozona.