Moody's | Telemadrid
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Un informe de Moody’s considera que una suspensión a gran escala de las exportaciones de gas natural y petróleo rusos a la Unión Europea, un escenario que considera poco probable conduciría al racionamiento energético en algunos países, lo que desencadenaría una recesión económica global en Europa.

“Si bien un corte total en las exportaciones de energía rusa a la UE no es nuestra suposición de referencia, sus efectos negativos repercutirían en todas las clases de activos, en particular los servicios públicos europeos, los sectores no esenciales pero con un uso intensivo de energía y aquellos con necesidades de refinanciación a corto plazo”, afirma Laura Pérez, directora general asociada de Moody's y responsable del informe.

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Para Moody’s, este escenario recesivo con los precios de las materias primas al alza, las perturbaciones en la oferta, las perturbaciones económicas y financieras además de los desafíos de seguridad serían los principales canales que acabarían afectando al crédito.

Asimismo, señala que las empresas europeas de servicios públicos y de uso intensivo de energía se encuentran entre las más afectadas por el posible corte en el suministro de energía ruso.

En cuanto a los perfiles crediticios de la mayoría de los países europeos, señala que serían en gran medida resistentes a un recorte temporal en las importaciones de energía rusas, si bien este recorte aumentaría los riesgos para la solidez económica y fiscal de estos países.

Además, indica que los bancos de los países europeos directamente expuestos a la energía rusa, algo de lo que escapa España, se verían afectados por mayores deterioros. Según Moody’s, el impacto en los bancos dependería de las exposiciones a las empresas afectadas y de la rapidez con que suben los tipos de interés y fluctúan los mercados de capitales.

Por último, alerta de que este posible corte de las exportaciones rusas interrumpiría aún más las cadenas de suministro y aumentaría los precios de las materias primas y la inflación, lo que, a su vez, vendría seguido por un deterioro significativo en las condiciones financieras y económicas, y un mayor aumento de los riesgos geopolíticos en Europa.