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La economía estadounidense cerró 2015 con un abrupto frenazo, al crecer en el cuarto trimestre a un ritmo de solo un 0,7%, lo que dejó la tasa anual acumulada en el 2,4% y añade sombras sobre la economía global en un momento de crecientes dudas y volatilidad.

En su primer cálculo del Producto Interior Bruto (PIB) para el último trimestre del pasado año, el Departamento de Comercio situó la tasa anualizada de crecimiento en el 0,7%, por debajo de las previsiones de 0,9% de los expertos.

Se constata así la ralentización registrada en la economía de EEUU, que ha pasado de crecer a un ritmo del 3,9% en el segundo trimestre y 2% en el tercero, a este 0,7% en el último del año. No obstante, se trata del primero de los tres cálculos que realiza el Gobierno estadounidense sobre el comportamiento de la economía, por lo que es habitual que se produzcan notables diferencias en sus dos cifras posteriores.

En conjunto, el crecimiento económico acumulado en 2015 en EEUU fue de 2,4%, la misma cifra que en 2014. La primera economía mundial no ha crecido por encima del 3 % anual desde 2005, lo que arroja dudas sobre la solidez de la recuperación tras la aguda crisis de 2008-10.

Una de las principales causas del frenazo del último trimestre de 2015 fue la menor contribución de la esperada de los consumidores, cuyo gasto representa casi dos tercios de la actividad económica, y que aumentó un 2,2% frente al 3% del trimestre previo.

En contra de lo previsto por los economistas, los bajos precios de la gasolina y la sostenida mejoría del mercado laboral, cuya tasa de desempleo se encuentra en un 5%, no han impulsado de manera rotunda el consumo de los hogares.

Asimismo, la balanza comercial también fue un obstáculo al crecimiento. Las exportaciones registraron un descenso de 2,5% lastradas por la fortaleza del dólar y la debilidad de la demanda internacional, mientras que las importaciones crecieron un 1,1%.

En este sentido, el director del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, Jason Furman, apuntó a los "factores globales" como responsables de este frenazo, "especialmente el declive en la inversión en el sector energético en medio de los muy bajos precios del petróleo y las bajas exportaciones ante una debilitada demanda internacional".

Solo en el sector de minería y perforación, la inversión cayó un 35% en 2015, el mayor descenso en casi tres décadas. Estos datos concuerdan con la valoración ofrecida por la Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense, a la conclusión de su reunión de política monetaria de esta semana, en la que reconoció la ralentización económica.

El banco central de EEUU, que elevó los tipos de interés por primera vez en diciembre un cuarto de punto hasta una horquilla de entre 0,25% y 0,50%, parece ahora más reticente a continuar la senda del ajuste monetario prevista ante las dudas nacionales e internacionales, especialmente por la volatilidad financiera en China y la preocupación sobre un posible frenazo en ese país mayor del esperado.

"La Fed vigila de cerca los acontecimientos económicos mundiales y financieros y valora sus implicaciones para el mercado laboral y la inflación, y el equilibrio del riesgo sobre las perspectivas", apuntó el organismo dirigido por Janet Yellen en su comunicado.

Precisamente, la inflación es la gran preocupación en EEUU, al cerrar 2015 en un 0,7%, el segundo dato más bajo en 50 años, lo que arroja aún más combustible a las visiones pesimistas sobre una recuperación económica mucho menos sólida que la vista en episodios anteriores.