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Los ministros de Finanzas de los siete países más industrializados del mundo, el G-7, abordarán este fin de semana en una conferencia telefónica la situación actual de la crisis de la deuda.

Esta reunión a distancia de los ministros del ramo de Estados Unidos, Francia, Canadá, Japón, Alemania, el Reino Unido e Italia se producirá de modo preparatorio de cara a una próxima cumbre del G-7 de Finanzas, que en un principio estaba ya prevista para el 9 y 10 de septiembre próximos en Marsella (Francia).

Por el momento, se desconoce si finalmente habrá una reunión física de los ministros de Finanzas del G-7 de modo extraordinaria antes de esa fecha y, en el caso de que la hubiera, cuándo se produciría.

En una rueda de prensa ayer en Roma, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, anunció que había llegado a un acuerdo con el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, quien ostenta la Presidencia de turno del G-8, para convocar una cumbre de urgencia del G-7 de Finanzas dentro de pocos días.

"Junto con el presidente francés Sarkozy hemos decidido anticipar para dentro de pocos días la convocatoria de un G-7 de ministros de Finanzas, quizá preparatorio para un G-8 de jefes de Estado y de Gobierno", indicó el mandatario italiano, quien no precisó la fecha exacta de la reunión.

Pero estas declaraciones fueron matizadas posteriormente por el portavoz del jefe del Gobierno italiano, Paolo Bonaiuti, quien indicó en un comunicado que la convocatoria de ese G-7 urgente se trata, por el momento, de "una reflexión aún en curso y no de una decisión ya tomada".

La conferencia telefónica que celebrarán este fin de semana los ministros de Finanzas del G-7, a la que, según algunos medios, se unirán también los gobernadores de los respectivos bancos centrales, llega además después de que la agencia Standard & Poor's (S&P) rebajara la calificación de la deuda soberana de Estados Unidos de AAA a AA+.

Ya en Europa, Italia, otro de los miembros del G-7 y tercera economía de la zona euro, se encuentra en el ojo del huracán de la presión de los mercados, lo que se tradujo ayer en un nuevo récord de su prima de riesgo desde la existencia de la moneda común por encima de los 400 puntos básicos, superando, por primera vez, a la española.