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La bolsa española ha registrado esta semana la mayor caída en trece meses al bajar el 6,65 por ciento condicionada por la situación de la economía y los mercados chinos y su incidencia en los países emergentes, así como por la bajada del precio del petróleo.

La contracción de la actividad industrial en China en diciembre; la desaceleración de su sector servicios; la depreciación del yuan, el levantamiento de la prohibición de vender acciones para los grandes accionistas y el cierre de las bolsas cuando las pérdidas superaban el 7 por ciento fueron algunas de las contribuciones chinas a esta caída semanal.

Por añadidura llegaron los daños causados indirectamente, a través de los países emergentes, de la depreciación de sus monedas, de la caída del precio de las materias primas que exportan y de las cotizaciones de las empresas mineras o transformadoras y de compañías de otros sectores que tienen comprometidas inversiones en esos países.