El drama de Jesús, afectado por las preferentes
Jesús Ros. Su historia resume la de muchos otros. Su voz suena como la de otras mil. Sin embargo, el sueño, estos días, tarda en llegar.
A sus 57 años se reconoce un "inversor de depósitos. Nunca me ha interesado la Bolsa, porque no la entiendo y no soy un especulador, ni tampoco tengo ningún sentido de la avaricia", narra. Lo que sí tenía era un depósito de 50.000 euros contratado con la antigua Caja Madrid.
Cuando venció, una responsable de su oficina, a la que conocía desde hacía 11 años, le ofreció participaciones preferentes. Dio igual que el test de idoneidad (obligatorio) mostrara que no cumplía el perfil para ese instrumento.
"¿Esto es un formalismo. No vale para nada?" recuerda Jesús Ros que le dijo su asesora. Ros invirtió los 50.000 euros. Hoy litiga para recuperar su dinero.
"Desde luego que me falta cultura financiera, pero tampoco sé de física cuántica; la diferencia es que de ello no depende mi futuro. ¿Necesito tener formación financiera para que el banco no abuse de mi confianza?", se pregunta este afectado.
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